Quiero llevarte a probar las delicias del Cielo
234. Quiero llevarte a probar las delicias del Cielo
7 de Abril de 2013 (10:00 a.m.) Querétaro, México, día de la Divina Misericordia.
Hijo amado, adéntrate en lo profundo de mi Sagrado Corazón; experimenta en este día mi Misericordia; Misericordia que lleva a atraer, con los rayos de mi luz Divina, a todos los pecadores más ausentes de mi redil, no importa la magnitud de sus pecados; lo que sí es importante es el deseo de cambio, el querer cambiar el corazón de acuerdo a mis enseñanzas.
He tenido compasión de ti, gradualmente te estoy llevando a una transfiguración espiritual; por eso sé libre, no te dejes atrapar por las cosas del mundo, vive en un continuo gozo y alegría de haberte encontrado conmigo cara a cara.
Escribe para mi diario espiritual, porque quiero atraer con mis palabras a los corazones más arrogantes y a las almas más empecatadas. Me valgo de ti para hablarle al mundo entero; me valgo de ti para demostrar a todos los hombres que mi Corazón es un océano infinito de Misericordia.
Así como miré con benevolencia a los leprosos del Evangelio, hoy te miro a ti con dulzura, dispuesto a obrar un prodigio en tu vida si me das la oportunidad, si abres tu corazón a vivir una experiencia de amor conmigo; si me permites tomar tu corazón herido, dividido entre mis manos; si dejas que te aplique bálsamo sanador que brota de mis Sagradas llagas. Quiero arrancar de una vez tus vicios y esclavitudes, quiero apartarte del mundo, adentrarte en uno de los aposentos de mi Divino Corazón.
Mira, hijo mío, que no he tenido en cuenta tus desvaríos y equivocaciones; ya he borrado del libro de tu vida los pecados con los que azotaste cruelmente mi Cuerpo santísimo, ya he llenado los vacíos que había en tu corazón; vacíos que te llevaban a comprar migajas de amor y de cariño, vacíos que te llevaban a cometer un sinnúmero de faltas y de desenfrenos; y es que aún no te habías encontrado conmigo, es que aún no habías probado el verdadero amor.
Hoy, día de mi Misericordia, quiero llevarte a probar las delicias, por anticipado, del Cielo; de rodillas, frente a mi presencia Eucarística, firma un pacto de amor conmigo: renuncia irrevocable al mundo, a sus pompas y a sus placeres; renuncia irrevocable a todo lo que sea pecado y entorpezca tu vida espiritual; renuncia irrevocable a todo aquello que te separe de Mí.
En este día de mi Misericordia, ven hacia Mí, como el hijo pródigo que ha malgastado su herencia y ha reconocido su pecado, para quitar los andrajos de pecado que llevas puesto y vestirte de dignidad, porque eres príncipe o princesa de mi reino.
En este día de mi Misericordia, déjame llevarte sobre mis hombros como oveja malherida para sanarte, alimentarte y darte a beber del agua viva que brota de mi Sagrado costado.
En este día de mi Misericordia, déjame entregar en tus manos el apostolado de reparación, para que juntos arranquemos, de las garras de Satanás, infinidad de almas.
En este día de mi Misericordia, consuela mi agonizante Corazón, porque no soy amado por todos los hombres, soy malherido y llevado al matadero como cordero indefenso.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.