Espero mucho de ti, lo espero todo de ti
351. Espero mucho de ti, lo espero todo de ti
16 de Agosto de 2013
Cierra tus ojos y visualízame con los ojos de tu alma; mírame vestido de lino blanco, resplandeciente; mírame caminando con mis pies descalzos en pos de ti; mira el cetro de oro que sostengo en mis venerables manos, quiero entregártelo a ti; es que eres príncipe, eres reina, princesa de mi reinado. Mira mi Corazón envuelto en una llama de amor, deseo hacer cenizas los residuos de hombre viejo que hay en tu corazón; quiero hacerte perfecto. Mira el brillo de mis ojos, mira la manifestación de amor para todos los hombres; mis sagradas llagas, aún abiertas, son fuente de amor, fuente de gracia.
Y hoy, te invito a que adores mis sagradas llagas; si quieres, me acercaré más a ti y te concederé el don de besarlas; algunas gotas de mi Sangre quedarán impregnadas en tus labios, en tu corazón; su dulce miel, néctar del Cielo que te ofrezco; pero mira, también, mi agonizante Corazón traspasado por lanzas de desamor; no todos me aman, no todos viven mis mandamientos, no todos creen que realmente hago presencia en la Hostia Consagrada; no todos creen en la existencia del Cielo, del purgatorio y del infierno; no todos caminan por caminos angostos, no todos se ofrecen a padecer por amor.
Y tú, ¿te prestas, en este día, para hacerte participe de mi sufrimiento?
Y tú, ¿te prestas, en este día, como víctima de amor para mi agonizante Corazón?
Y tú, ¿te prestas, en este día, para que, con tus lágrimas de arrepentimiento, remuevas algunos coágulos de mi Sangre preciosa adheridos a mi divino rostro, a mi Sagrado Cuerpo?
Espero mucho de ti, lo espero todo de ti. Y, ¿sabes por qué? Porque un apóstol de mi Sagrado Corazón hace el papel de Juan, mi fiel y amado discípulo Juan; él no se separó ni un instante de mi sagrada cruz; él, con su corazón virginal y corazón de niño, aprovechaba toda oportunidad para recostar su cabeza en mi pecho. Y tú, ¿tienes corazón de niño? Y tú, si quieres, descansa en mi regazo paterno.
Un apóstol de mi Sagrado Corazón se asemeja a mi Madre María; Ella sufrió en silencio, Ella venció la furia diabólica de los soldados romanos y llegó hacia Mí; su mirada maternal me animó más a sufrir y a padecer de amor por ti; Ella recibió en sus brazos mi Cuerpo inerte, mi Cuerpo cruelmente flagelado; Ella me estrechó en su seno materno y lloró copiosamente. Sus lágrimas lentamente iban limpiando mi divino rostro golpeado, hinchado, ensangrentado.
Un apóstol de mi Sagrado Corazón me hace guardia de honor; hace guardia de honor como la primera guardia de honor que hizo San Juan y mi Madre María.
Y hoy te pido, a ti, que mengües mi soledad en el Sagrario; hoy te pido, a ti, que te hagas lámpara viva de mi Amor Divino; hoy te pido, a ti, que consueles y repares mi agonizante Corazón.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.