La Primera Comunión


Este sábado pasado hicieron la primera comunión ''mis niñ@s''- como digo yo-, y es que después de dos años, en los que he compartido con ellos buenos ratos y algunos no tan buenos, todo hay que decirlo, aprendiendo a ser fieles seguidores de Jesús, ayudan a crear lazos de cariño y unión, en la primera “meta volante” de su camino como cristianos.
Mi deseo y el de todos los catequistas, seria que esto no se quedara ahí sino que fuera el comienzo de una gran amistad de estos niños con nuestro Señor.
Algo que si nos preocupa es el grado de implicación de los propios padres, pues consideramos que en ello va gran parte de la consecución del objetivo principal que es prepararse para recibir a Jesús por primera vez. Si éstos no prestan atención a lo que su propi@ hij@ esta haciendo, en todo este tiempo de preparación y en consecuencia no comparten esta experiencia tan importante para sus vidas, este niñ@ se limita a cumplir, porque esta obligado por sus mayores, pero sin un interés real, pues sus progenitores tampoco se lo demuestran.
No es bueno, que estos niñ@s solo piensen, como así ocurre en una mayoría de casos, que lo importante son los regalos que reciben ese día.
Por lo tanto, considero que debemos encontrar formas de acercamiento a los niños y sus padres, en su conjunto, haciendo con ellos de esta vivencia un proyecto común donde puedan comenzar a percibir la experiencia de Dios.
Al igual que para el cuerpo es importante comer, para el espíritu debemos acercarnos a Él, a través de la Eucaristía, pero siempre sabiendo a qué vamos y en condiciones que hagamos digno su recibimiento. Esto en estas edades es difícil hacerlo entender, pero no quita que lo intentemos de la forma para clara y fácil posible. Dios nos pondrá las palabras. Tenemos la misión de poner “la semilla” y Dios hará el resto.
¡No dejemos de intentarlo!, aún cuando, en ocasiones no salgan las cosas como queremos salgan, pues no hay nada peor que desistir ante los primeros inconvenientes, que por otro lado nos lo encontraremos siempre, pues para algo sabemos que Jesús está con nosotros a nuestro lado para ayudarnos, habiendo sido Él el primer incomprendido. ¡Ánimo valientes!.
En los Dos Corazones

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