DIOS PADRE


Tarde te amé, Dios mío,
hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé.
Tú estabas dentro de mí y yo afuera y así por fuera te buscaba y,
deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú
creaste.

Tú estabas conmigo pero yo no estaba contigo.
Me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera;
brillaste y resplandeciste y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y lo aspiré y ahora te anhelo;
gusté de Ti y ahora siento hambre y sed de Ti.

¡Ay de mí, Señor! ¡Ten misericordia de mí!
Yo no te oculto mis llagas. Tú eres médico y yo estoy enfermo;
Tú eres misericordioso y yo soy miserable.

Toda mi esperanza estriba en tu muy grande misericordia.
Dame lo que me pides y pídeme lo que quieras".

-San Agustín (Confesiones 10, 26, 37)

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