Ayuda a este pobre necio
Sagrado Corazón de Jesús,
Tú que desbordas Amor,
ayuda a este pobre necio a ser verdadero testigo tuyo,
verdadero apóstol tuyo,
sabiendo ofrecerte el amor que bien te mereces,
reparando por los dolores que todos nosotros te infringimos,
yo, el primero; pues me cuesta tanto tener la caridad de hermano,
porque me cuesta tanto dejar de enjuiciar al prójimo,
pensando que yo tengo la verdad absoluta; pobre de mí.
Porque me cuesta tanto orar contigo de corazón,
buscando no un momento, ni dos, sino todo el día,
pues Tú estás ahí a mi lado, esperando que me dirija a Tí,
pero yo, estoy pensando y actuando en otros menesteres,
Claro que que ello glorifico a Dios, pero simplemente,
debería compartir todos esos momentos contigo mi Señor y
estaría orando contigo, estaría haciéndote partícipe de mi vida,
vida, que me ofreces gratuitamente,
y por la que te tengo que agradecer siempre lo afortunado que soy.
Nunca será suficiente mi agradecimiento, porque tu das el ciento por uno,
pero quizás si consiguiera, quitarte aunque sea una espina
de tu Sagrado Corazón, ello ya sería una bendición para mí.
Y a qué espero; manos a la obra; apoyado por Tí y por mi Mamá (tu Mamá),
podré conseguirlo. Por favor, no dejéis solo a este pobre necio.
En los Dos Corazones
Tú que desbordas Amor,
ayuda a este pobre necio a ser verdadero testigo tuyo,
verdadero apóstol tuyo,
sabiendo ofrecerte el amor que bien te mereces,
reparando por los dolores que todos nosotros te infringimos,
yo, el primero; pues me cuesta tanto tener la caridad de hermano,
porque me cuesta tanto dejar de enjuiciar al prójimo,
pensando que yo tengo la verdad absoluta; pobre de mí.
Porque me cuesta tanto orar contigo de corazón,
buscando no un momento, ni dos, sino todo el día,
pues Tú estás ahí a mi lado, esperando que me dirija a Tí,
pero yo, estoy pensando y actuando en otros menesteres,
Claro que que ello glorifico a Dios, pero simplemente,
debería compartir todos esos momentos contigo mi Señor y
estaría orando contigo, estaría haciéndote partícipe de mi vida,
vida, que me ofreces gratuitamente,
y por la que te tengo que agradecer siempre lo afortunado que soy.
Nunca será suficiente mi agradecimiento, porque tu das el ciento por uno,
pero quizás si consiguiera, quitarte aunque sea una espina
de tu Sagrado Corazón, ello ya sería una bendición para mí.
Y a qué espero; manos a la obra; apoyado por Tí y por mi Mamá (tu Mamá),
podré conseguirlo. Por favor, no dejéis solo a este pobre necio.
En los Dos Corazones