Deja que impregne tu corazón con el aroma de la santidad y de la virtud
86 . Deja que impregne tu corazón con el aroma de la santidad y de la virtud
4 de abril de 2014.
[Amado Jesús, en este día quiero entregarte mis preocupaciones, mis temores, mis miedos; son tantos, señor. Por eso, de rodillas frente a tu presencia Eucarística te suplico, una vez más, tu Misericordia, una voz de consuelo y de esperanza que me lleve a caminar tras de Ti, a no dejarme desanimar por las dificultades que se me van presentando a través de mi camino.]
No te angusties, hijo, necesitas mayor confianza en Mí, abandono absoluto en mi Divina Providencia. Aprende a vivir el hoy, no te inquietes por el mañana; recuerda que a cada día le basta su propio afán.
Deja que sea Yo quien te lleve a caminar por caminos embellecidos de rosas de distintos colores, pero recuerda que entre cada rosa hay espinas. Ten en cuenta que la cruz y el sufrimiento forman parte de tu misión.
Recuerda aquel primer día en que llegué a ti cargando sobre mis hombros la cruz; te pedí que me ayudaras a cargar con una mínima parte de su peso extenuante. Te di libertad, fuiste dócil, venciste los miedos y me dijiste "sí".
Por eso, en este día te animo a abrazar nuevamente mi cruz; permíteme crucificarte para Yo descansar en ti; permíteme que te lleve al monte calvario y allí me adores, allí me des las gracias por toda la obra que estoy realizando en ti.
[Necesitaba escucharte y sentirte amantísimo Jesús mío, tus palabras son bálsamo de paz, alivio en mi sufrimiento; tus palabras me animan y me impulsan a abandonarme en Ti, a dejarlo todo por el Todo que eres Tú.
Gracias, porque siempre estás a mi lado y sales en mi ayuda cada vez que te invoco.]
Cómo dejarte solo si te he elegido para que juntos arranquemos de las garras de Satanás infinidad de almas. Mi mirada de Misericordia ha sido puesta sobre ti para que seas alma reparadora.
El Diario Espiritual ha de ser manual de vida para muchas almas, ha de ser consuelo para los tristes, los afligidos; así como tú en este instante estás experimentando mi amor, mi ternura; así come en este instante estás recibiendo alivio a tus sufrimientos, por eso no temas en escribir tu nombre, olvídate de los respetos humanos, preocúpate más bien en rendirme toda la gloria y la honra que como Dios me merezco.
[Perdóname Señor, soy van débil, tan imperfecto; no comprendo...]
Cállate, guárdate en tu corazón las palabras que piensas decirme. Precisamente por ser lo que eres: imperfecto, pecador; te he elegido porque en tu corazón no hallo nada bueno, solo encuentro miserias, te he elegido para demostrarle al mundo entero que soy el buen Pastor que va tras la oveja perdida; soy el Padre misericordioso que espera siempre al hijo pródigo para abrazarle y devolverle la dignidad perdida.
[De nuevo, Señor, te hiero y te lastimo, cuando Ti no has tenido en cuenta mi pasado; me has restaurado, me has transformado completamente, y hoy puedo decirte que soy feliz porque te has dejado encontrar por mí, aun siendo tan miserable y pecador; saliste a la mitad de mi camino y me rescataste.]
Qué bien que lo hayas comprendido y entendido, solo mi presencia te basta; el gozo lo hallarás en Mí, no en las criaturas ni en el mundo. Por eso, desgástate en mi obra y haz que muchas almas se acerquen a este Diario Espiritual y beban en las fuentes de mi Divino Corazón, porque a todos los quiero saciar su ardiente sed, a todos les quiero manifestar que los amo.
[Jesús, en este día, permíteme besar y adorar tus llagas. Y de inmediato veo a Jesús, abre sus preciosas manos y veo sus heridas; se levanta su túnica y observo las llagas de sus pies y escucho cómo su voz me habla al corazón y me dice:]
Mis santas llagas son fuentes de amor y de misericordia para todos los hombres; bésalas, adóralas, embriágate de amor por Mí.
[En ese instante percibo un olor exquisito, una fragancia embriagadora.]
Es la fragancia de mi amor por ti, es la fragancia del amor que tengo por todos los hombres. Deja que impregne tu corazón con el aroma de la santidad y de la virtud.
[Hazlo Señor, es lo que más ansío: agradarte las veinticuatro horas del día; porque ya te he herido demasiado y no quiero lastimarte.]
Cuando los hombres me permiten actuar con libertad en sus vidas, hago obras maravillosas, por eso no temas en entregarme tu voluntad.
[Te entrego mi voluntad, amado Jesús mío, ya no quiero dirigir mis pasos guiado por mis caprichos. Reina en mi vida, porque te pertenezco.
Gracias por esta oportunidad que me das en este día, de descansar y abandonarme en Ti, de saborear tus palabras como plato suculento, como dulce miel a mis labios y néctar exquisito a mi corazón.
Gracias por todo lo que haces en mí y por las obras majestuosas que harás en todas las almas que se acerquen, con espíritu de humildad y de fe, a este Diario Espiritual. Bendícelos Señor, para que produzca efectos maravillosos en cada uno de sus corazones.]
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2014 de la Comunidad de Siervos Reparadores.