DAR A CONOCER LA DOCTRINA DE JESUCRISTO
Éste verdaderamente es el profeta que había de venir…Jamás ha hablado nadie así Juan 7,46. El Señor habla con gran sencillez de las cosas más profundas, y lo hace de un modo atrayente y sugestivo. Sus palabras eran comprendidas tanto por un doctor de la ley como por los pescadores de Galilea. La palabra de Jesús es grata y oportuna, buscando las comparaciones adecuadas a quienes le oían: el grano de trigo que debe morir para dar fruto, la alegría de encontrar una monedas perdidas, el hallazgo del tesoro escondido…Y con imágenes y parábolas ha mostrado de modo insuperable la soberanía de Dios Creador, y a la vez, su condición de Padre, que trata amorosamente a cada uno de sus hijos.
Las multitudes le buscaban para oirle, y muchas veces era necesario despedirlas para que se marcharan. Cristo tiene palabras de vida eterna Juan 6,68, y nos ha dejado el encargo de transmitirlas a todas las generaciones hasta el fin de los tiempos.
Sí, todos los cristianos, desde el Papa al último bautizado, participamos de la misma vocación, de la misma fe, del mismo Espíritu, de la misma Gracia, de una forma activa y corresponsable – dentro de la necesaria pluralidad de ministerios- en la única misión de Cristo y de la Iglesia.
Todo cristiano debe ser testigo –no solo con el ejemplo; también con la palabra- del mensaje evangélico. Y debemos aprovechar cualquier oportunidad que se nos presente dentro de nuestro entorno.
Para quien desea recorrer el camino hacia la santidad, su vida no puede ser como una gran avenida de ocasiones perdidas, pues quiere el Señor que nuestras palabras se hagan eco de sus enseñanzas para mover los corazones.
¿Somos un foco de luz, en medio de tanta oscuridad, o estamos aún atenazados por la pereza o los respetos humanos?.
FRANCISCO FERNÁNDEZ CARVAJAL
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