LA HUMILDAD ese reto tan dificial, aunque no imposible


Hola a todos,

Ayer, tuve un encuentro de oración en la Parroquia, donde hablamos sobre el carisma de la Humildad que nuestro Santo, San Felipe Neri promulgó con insistencia, en una época (Siglo XVI),donde la fama, el honor y la vanagloria, constituían la base y el sentir principal de esa sociedad, inclusive en la propia Iglesia.

San Agustín, con su mirada escrutadora, vio claro el peligro y escribió lo siguiente: “Desear ser temido y amado de los hombres, no por otra cosa sino por tener en esto un gozo que no es gozo, es miseria de la vida humana y feísima jactancia… Pero como sea necesario para el cumplimiento de los deberes sociales hacerse amar o temer de los hombres, el enemigo de nuestra verdadera felicidad nos persigue y por todas partes nos tiende lazos con el ¡bravo, bien! de los aplausos, a fin de que entreteniéndonos en recogerlos con avidez quedemos incautamente cogidos, y dejemos de poner nuestro gozo en Tu verdad, colocándolo en el mentiroso engaño de los hombres. Así nos complacemos en ser amados y temidos, no por Ti, OH Señor, sino en vez de Ti”.

Este peligro había venido a ser más grande en tiempos de Felipe Neri; él a veces se tocaba la frente y decía: “La santidad del hombre está aquí en tres dedos de espacio; el que no es apto para tolerar la pérdida del honor y de la propia estimación por Jesucristo, éste tal no hará cosa de provecho en la vida del espíritu”.

Trasladados a la actualidad, surgieron comentarios desde varios puntos de vista, resaltando que conseguir la humildad dentro de nuestra sociedad, no deja de ser un gran reto para todos los que queremos seguir la Luz de nuestro Señor, pero no por ello, imposible de alcanzar; desde nuestra libertad, aprovechando los dones que Dios nos ha dado, pero con ese esfuerzo de amor hacia el hermano en una constante disposición de servicio hacia él; nunca hacia nuestro propio ego, el cual suele ser nuestro mayor enemigo. Esto, teniendo en cuenta lo más importante, sentir nuestra necesidad de ayuda de Dios. Él nos ha dado todo para que actuemos en perfecta libertad y seamos felices, dándole en cada momento Gloria, por medio de nuestras acciones y siendo siempre servidores de nuestros hermanos (en las duras y en las maduras), como nos enseñó Jesús cuando estuvo entre nosotros. Ello nos llenará de Paz y nos hará saborear el Reino desde la perspectiva humilde abajándonos a nosotros mismos, bajo nuestra libre voluntad, pero dándole paso a Él, que perfeccionará y dará santidad a nuestro proceder en la vida.

Y como no, tenemos un claro ejemplo en nuestra Madre la Virgen Santísima, en su verdadero y santo ejercicio de humildad, nos mostró el camino.

Que tengáis un feliz día.

En los Dos Corazones.

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