Mi soledad


Soledad, triste soledad;
apartado por el miedo a perder,
por el miedo a sufrir,
haciendo de muro de defensa
mi justicia que aplaque mi dolor,
pero al final...me quedo ahí,
solo y desvalido, libre...pero apartado.

Y es que, tanto me cuesta compartir,
que solo el hecho de pensarlo, me hace sufrir,
porque pienso que pierdo
porque pienso que favorezco si merecerlo,
llegándome el temor de aminorarme a causa de otros,
esos otros que mi cabeza me dice no moverían nada por mí.

Pero Jesús me dice ¡craso error!, y aunque así fuera,
¿porqué he de esperar una respuesta favorable hacia mí?;
no es necesario, sino actuar desinteresadamente en favor del otro,
y eso te dará Paz...te dará Felicidad.

Solo entonces, me abandonará la soledad,
pues me habré convertido en Comunidad.

En los Dos Corazones

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