¡ Cristo de la Buena Muerte !
¡ Cristo de la Buena Muerte,
el de la faz amorosa,
tronchada como una rosa
sobre el blanco cuerpo inerte
que en el madero reposa !
¡ Brazos rígidos y yertos,
por dos clavos traspasados,
que aquí estáis por mis pecados,
para recibirme, abiertos,
para esperarme, clavados !
Que no ame la poquedad
de cosas que van y vienen;
que adore la austeridad
de estos sentires que tienen
sabores de eternidad.
De sangre los pies cubiertos,
llagadas de amor las manos,
los ojos al mundo muertos,
y los brazos abiertos
para todos mis hermanos.
A ofrecerte, Señor, vengo
mi ser, mi vida, mi amor,
mi tristeza, mi dolor;
cuanto puedo y cuanto tengo,
cuanto me has dado, Señor.
¡ Cristo de la Buena Muerte !
Fuente: (Escrito por José María Pemán)