INFANCIA ESPIRITURAL


"Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.

La hiciste para los niños,
yo he crecido a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame por piedad.

Vuélveme a la edad aquélla
que vivir era soñar "(1).

"Permanecer niño es reconocer su propia nada,
esperarlo todo de Dios,
como un niño espera todo de su padre;
no inquietarse por nada, no pretender fortuna...

Ser pequeño significa no atribuirse a sí mismo 
las virtudes que se practican creyéndose capaz de algo,
sino reconocer que Dios pone ese tesoro de la virtud
en la mano del niño;
pero es siempre tesoro de Dios" (2).

"Suceda lo que sucediere, no abandonéis la simplicidad.

Al leer nuestros libros podría creerse que Dios prueba a los Santos
como un herrero prueba una barra de hierro para medir su resistencia.

No obstante actúa sobre todo a la manera de un curtidor que palpa
con sus yemas una piel de gamo para apreciar su suavidad.

Oh hija mía, sed siempre esa cosa dulce y maleable en sus manos" (3).

"...esa simplicidad del alma, ese tierno abandono en la majestad divina
es la meta de nuestra vida que la queremos alcanzar,
o volver a hallarla si alguna vez la hemos conocido,
pues es un don de la infancia que muy a menudo no la sobrevive" (4).

"La santidad no es tal o cual práctica sino que cosiste en 
una disposición del corazón que nos hace humildes y
pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y
confiados hasta la audacia en su bondad de Padre" (5).

(1) Miguel Unamuno
(2) Santa Teresita obras completas, 1405
(3) G. Bernanos, diálogos de carmelitas, cuadro II, escena 8.
(4) G. Bernanos, ib,. cuadro II, escena 1
(5) Santa Teresita

Fuente: Muéstrame tu Rostro de Ignacio Larrañaga