Yo rezo a María, aunque me digan...

Yo rezo a María, aunque me digan
que ese rezo está obsoleto,
que su siglo decayó, que hoy se abren nuevas vías.

Quiero grabar el candor y la pureza de la Virgen
en esta fría y de piedra, alma mía.

Horaden como finas gotas de agua la roca de mi alma,
llegando a mi esencia, a mi niño, matando mi mentira.

Sí, así como niño, repitiendo avemarías,
con fe y con humildad persevere, sea el Espíritu mi guía.

Y cada palabra, a cada frase dicha con amor,
sienta la Virgen más hermosa, más madre, más mía.

No te olvides, Madre, de este hijo tuyo
que en amar insiste, que en quererte porfía.

Fuente: Javier Zubiaurre Arrieta