Déjame descansar en ti en esta noche

17 . Déjame descansar en ti en esta noche

29 de Enero de 2014 

[Durante esta noche no he podido conciliar el sueño, la inquietud asalta mi corazón; pero aprovecho la noche para orar, para entregarte a Ti, Señor, mis preocupaciones, mis miedos. Quizás necesites de mi descanso nocturno, por eso, acá, de rodillas, frente a tu presencia Eucarística, te acompaño en la soledad de tu Sagrario; reparo por todos los pecados que se han cometido y se están cometiendo durante esta noche; te entrego mi desvelo de amor, dono mi vida como ofrenda eterna de amor para ti. Amado Jesús mío, aun, en medio de mis debilidades, de mis tantas miserias, Tú sabes que te amo; eres el todo en mi vida, no te separes de mi ni un instante, no permitas que sea separado de Ti; ansío la eternidad, ansío habitar en una de tus moradas; pero me falta mucho camino de virtud y de santidad por recorrer; aún soy pequeño, me faltan fuerzas para continuar la marcha en dirección hacia Ti; sé Tú mi luz, mi guía, mi esperanza, mi consuelo; ocupa todos los vacíos que hay dentro de mí, rebosa mi corazón con tu amor, con tu misericordia.
Te entrego a todos los que sufren, a todos los que padecen de cualquier enfermedad, y la noche se les hace insoportable, interminable, dales descanso a sus cuerpos fatigados; y si Tú quieres, déjame descansar, por unos minutos, en tu regazo paterno; y si esta no es tu voluntad, aquí permaneceré como lámpara encendida al pie de tu Tabernáculo. Ayúdame, Jesús mío, temo defraudarte; tengo miedo de no cumplir a cabalidad con la misión que me has asignado. Solo en Ti encuentro la fuerza que necesito para ir a todos los lugares a donde Tú me envíes; alimenta esta pequeña llama de mi corazón que arde por algunos momentos, a veces intenta apagarse, enciéndela con el fuego de tu Amor Divino.]

Hijo, has de saber que tu oración la he acogido con amor, saca de tu corazón toda perturbación; la inquietud no proviene de Mí; abandónate en Mí, no midas riesgos, nada te sucederá. ¿Acaso dudas de que permanezco a tu lado para protegerte y defenderte de los enemigos que tienes a tu alrededor? No permitiré que te causen el menor daño, te llevo escondido en lo profundo de mi Divino Corazón, este es el momento para que bebas de mi paz, para que te embriagues de amor en tu desvelo. Me he robado dulcemente las horas durante esta noche; te necesitaba rogando, intercediendo por todos los pecadores. No alcanzas a imaginar el estado tan lamentable y deplorable en que me tienen los hombres; el desenfreno, la lujuria, la violación de los Mandamientos de la Ley de Dios; la ambición, la búsqueda insaciable de placer ha roto, ha destrozado el corazón de muchos de mis hijos y, por ende, mi Corazón. Déjame descansar en ti en esta noche; ofréceme tu cansancio, arrópame porque tengo frío, caliéntame con el fuego de tu oración; haz la coronilla del amor con tus brazos puestos en cruz y, así, salvaremos almas que están en alto riesgo de perderse, que están en alto riesgo de caer a las profundidades del infierno. Vale la pena tu desvelo de amor, vale la pena este sacrificio; mientras tus hermanos duermen, Yo te necesito vigilante, orante.
Una vez hayas cumplido con mi pedido de amor: ve, recuéstate, te cubriré con el manto de mi Misericordia infinita; estas palabras no las alcanzas a comprender en plenitud, las entenderás mejor el día que cierres tus ojos en la tierra y los abras en mi Patria celestial.
[Perdón, Jesús mío, por mis lamentos; perdón, Jesús mío, por pensar más en mí y olvidarme de Ti, cuando Tú eres reo del Amor Divino, te quedaste en todos los Sagrarios de la tierra; pero tristemente pasas la mayor parte del tiempo solitario y abandonado. Aquí estoy de rodillas, suplicándote perdón y misericordia por un mundo impío, apartado de tus Leyes; infinitas gracias te doy por haber puesto tu mirada de Misericordia sobre mí, yo, que soy el más pecador de los pecadores.
Perdón, amantísimo Jesús mío, por pretender conciliar el sueño cuando tantas almas corren el alto riesgo de perderse; te imploro tu Misericordia, no les tengas en cuenta sus debilidades y pecados; llámales, así como un día me llamaste a mí y me sacaste del fango en que me encontraba, con ternura limpiaste y purificaste mi corazón en los ríos de agua viva; por Misericordia tuya estoy aquí remediando y reparando todo el daño que te he causado.
(Veo a Jesús con su Cuerpo azotado, llagado; sus manos, sus pies destrozados, heridos por los clavos de la cruz.)
Déjame, amado Jesús mío, besar y adorar tus santas llagas, muestra de tu Amor y de Misericordia para todos los hombres.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2014 de la Comunidad de Siervos Reparadores.