Mira mi Sagrado Cuerpo lacerado, llagado, desgarrado por los pecados de los hombres

72 . Mira mi Sagrado Cuerpo lacerado, llagado, desgarrado por los pecados de los hombres

8 de Marzo de 2014. México

[Oh, Jesús, en este día, te entrego mi vida, mis miserias, mis pecados; en esta tarde te pido humildemente que me restaures, llévame a una conversión de corazón, llévame a caminar tras tus sendas, tras tus huellas imborrables de amor.

En este día quiero depositar a los pies de tu Santa Cruz mis miedos; son tantos los temores que me asaltan, Señor; son tantas las dudas, las vacilaciones, que a veces me siento como barca en alta mar a punto de naufragar.

En este día concédeme la gracia de descansar en Ti, quiero experimentar tu amor, tu Misericordia; quiero beber de esa paz que solamente Ti nos sabes dar; porque el mundo ofrece una paz ficticia, una alegría efímera, poco duradera.

En este día deseo entregarte mi voluntad para que dispongas de mi de acuerdo a lo que Tú quieras; quiero ser tan dócil como las hojas de los árboles se mueven al compás del viento. 

Sana mis heridas, llévate los recuerdos más tristes y dolorosos de mi pasado. Tantas veces Señor, caminé en tinieblas y en oscuridad, con mis pecados te herí y te lastimé; hablaste en lo profundo de mi corazón y no podía escuchar tu voz, me encontraba sumergido en las cosas del mundo; el pecado me había lanzado a un pozo de aguas putrefactas, pero Tú tenías el día y la hora, Tú tenias un plan trazado de amor en mi vida. Por eso, tus palabras descendieron a lo profundo de mi corazón como brisa suave, y no pude contener mis lágrimas, lloré frente a Ti, mi corazón se condolió; porque con mis maldades azotaba tu Cuerpo Santísimo, con mis malos pensamientos clavaba en tu cabeza de nuevo una corona de espinas; pero hoy, Señor, me has cambiado, me has soltado de esclavitudes, me has llevado a caminar en libertad, pero temo perderme porque soy débil, Señor.]

Veo en tu corazón arrepentimiento sincero, ansias de experimentar la libertad, anhelos de alcanzar el Cielo; veo en tu corazón motivos suficientes para caminar solo tras de Mí, ya que algunas veces en tu vida te hirieron y te lastimaron. Algunas veces depositaste tu confianza en los hombres y te olvidaste que Yo soy el amigo fiel, el amigo sincero; algunas veces sin darte cuenta, mendigaste amor, cuando Yo soy el único que puedo darte amor puro, amor que rebose tu corazón de gozo, de paz y de alegría. ¿Y qué encontraste? Decepción, amargura, soledad. Algunas veces buscaste a alguien que te escuchara y te olvidaste de que Yo siempre te estaré esperando en la soledad de mi tabernáculo. Allí te abrazaré, allí te estrecharé a mi pecho santo y escucharás los latidos de mi Corazón como balbuceos de amor para ti.

Por fin has comprendido que tu vida sin Mí no tiene sentido, que el pecado te separa de Mí. El mundo cambia tu manera de pensar, tu manera de actuar; el mundo te hace un simple títere en las garras del demonio. Por fin has comprendido que soy el único que puede llenar tus vacíos, que soy el único que puede hacerte sonreír; soy el único que puedo darle pleno sentido a tu vida, significado a lo que haces. Por fin has comprendido que sin Mí eres nada.

[¡Oh Señor! Tus palabras llenan mi corazón de gozo, tus palabras me hacen estremecer de amor por Ti, tus palabras me llevan a derramar algunas lágrimas, no de dolor si no de alegría; tus palabras, Señor, son bálsamo de paz, son óleo bendito que cicatrizan las heridas de mi corazón; tus palabras me despiertan de este adormecimiento espiritual y me llevan a tomar conciencia que Tú eres el todo en mi vida, me llevan a tomar conciencia que Tú eres la única razón de mi existir; tus palabras, Señor, me llevan a buscarte, a querer descubrir el lugar en el que vives.]

Vivo en el Sagrario, allí siempre me encontrarás; vivo en el Sagrario, allí te esperaré cuando te sientas solo, cuando te sientas enfermo, cuando te sientas triste, abatido, acongojado; cuando tengas problemas; allí te esperaré cuando sientas que ya no puedes más.

[Tu Sagrario, Señor, es como tu dulce prisión; te has hecho cautivo de amor por mí, por todos los hombres; tu Sagrario, Señor, es puerta de entrada al Cielo.

Perdóname amantísimo Jesús mío, por no haber comprendido tu gran misterio de amor, pero desde hoy menguaré tu soledad, desde hoy acudiré a Ti en mis momentos de infortunio, pero también en mis momentos de alegría; desde hoy, Señor, quiero ser alma Eucarística.]

Tengo sed de ser amado y adorado por todos los hombres en el Santísimo Sacramento, tengo sed de almas; por eso te he elegido a ti, te he sacado del mundo, he renovado tu corazón, me he dejado encontrar por ti, y desde aquel encuentro ya no eres el mismo. Has perdido el encanto por las fascinaciones del mundo, lo que antes te apetecía y te gustaba, carece de importancia para ti.

Mi Sagrario es el lugar en el que podrás descansar, recrearte Conmigo; el Sagrario será el testigo de nuestro gran amor.

[Solo Tú, Señor; tu presencia eclipsa mis sentidos, tu presencia derrite mi corazón de amor por Ti, pero soy débil, tantas promesas que no te he cumplido; tantas palabras han salido de mis labios, pero se han quedado en meras palabras, cuando lo más importante para Ti son los hechos, el cambio de vida.

Perdóname por no ser el mejor de tus hijos, perdóname por no saber corresponder a tu excesivo Amor y Misericordia para conmigo.]

Conozco tu debilidad, sé que eres frágil, eres como un niño que empieza a dar sus primeros pasos, sé que necesitas de Mí, por eso te tomo de mis manos y te conduzco en línea recta porque temo que te pierdas. 

[Temo perderme, Señor; temo que la tentación supere mis fuerzas, temo herir de nuevo tu Corazón, temo defraudarte.]

Haces bien en no confiar en ti mismo. Reconoce que eres débil, reconoce que aún el mundo te atrae, reconoce que debes crecer en estatura espiritual, aún eres muy pequeño, pero tienes a mi Madre; Ella te arropará bajo los pliegues de su Sagrado Manto, Ella será tu maestra, te mostrará el camino que te conduce a Mí.

[María, ¡oh Jesús!, se ha robado mi corazón, es la puerta de oro que me adentra al Cielo. Pediré su intercesión, su protección, le pediré que me esconda en su Inmaculado Corazón y con la llama de su amor santo haga cenizas mis pecados, mis debilidades.]

Todo lo conozco de ti, estaba esperando este momento para que abrieras tu corazón y me lo contaras todo, para que descansaras en Mí, para que me entregaras tus problemas, tus enfermedades, tus tristezas; estaba esperando este momento; quería abrazarte, quería besar tu corazón; corazón que habrá de quedar impregnado de mi aroma, de mi perfume, y te prometo que desde este día ya no serás el mismo; sentirás algo grande dentro de ti, desearás morir de amor para partir Conmigo a la eternidad, desearás unirte al coro de los bienaventurados; pero tu misión aún no ha terminado en la tierra. Ayúdame a salvar almas, tráeme a las ovejas perdidas, las tomaré sobre mis hombros y las sanaré, las llevaré a beber del agua viva; tráeme a los hijos pródigos, les quiero devolver la dignidad perdida, les quiero purificar sus corazones en los ríos de agua viva, en los ríos de la gracia; tráeme a los incrédulos, a los ateos; tráeme a las personas que sólo dicen creer en lo que ven, en lo que huelen, en lo que tocan, cuando mis misterios divinos no pueden ser verificados por medio de la ciencia.

[Amado Jesús mío, quién soy yo para que hayas puesto tu mirada de amor en mí; quién soy yo para que me hables a lo profundo de mi corazón y me hagas experimentar tu amor, tu Misericordia. Quién soy yo para que me concedas la gracia de experimentar por adelantado un pedazo del Cielo; quién soy yo para que entregues en mis manos las redes vivas de tu Amor Divino, para que tus palabras me hagan estremecer de amor.]

Por ti.  No eres nada, eres tan solo un simple reflejo de mi Luz Divina, pero mi Amor y mi Misericordia me han llevado a hablarte a tu corazón en este día; mi Amor y mi Misericordia me han llevado a demostrarte que estoy vivo, he resucitado. Bienaventurado sepulcro que me contuvo por tres días.

[Jesús, mi delirio de amor, cómo no dejarlo todo por Ti, cómo no cortar de raíz con el pecado, cómo no decirte que te amo, cómo no entregarte mi vida cuando Tú me lo has dado todo, cómo no salirme de las cosas del mundo y apetecer los bienes del Cielo.]

Haces bien, hijo mío, por fin has comprendido que el mundo te separa de Mí, que Yo soy el camino, la verdad y la vida; por fin has comprendido que la supuesta felicidad que da el mundo deja en tu corazón resentimiento, vacíos; por fin has comprendido que para llegar al Cielo debes ser santo.

Considérate peregrino en la tierra, peregrino que va en búsqueda del Absoluto, que soy Yo; peregrino que ansía vivir y habitar en una de mis moradas.

[¡Oh Jesús!, los latidos de mi corazón se aceleran por tus palabras; te siento tan cercano a mi que mi respiración se confunde con tu respiración. Quisiera tener más corazones para amarte, para adorarte; quisiera que todos los hombres vivieran y experimentaran lo que siento en este instante.]

Eres humilde, eres pequeño, por eso he llegado a ti; no esperabas vivir este momento; no esperabas que te hablara al oído y mis palabras cayeran en tu corazón con suavidad, con ternura.

[Eres Dios de sorpresas, Señor; tus caminos no son mis caminos. Te amo, Señor, y te acepto como al Señor de mi vida, eres el Rey del más alto linaje y quiero ser tu vasallo de amor.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2014 de la Comunidad de Siervos Reparadores.