El huerto de la agonía

389. El huerto de la agonía

3 de Octubre de 2013 (10:41 a.m.) 

Hijo mío, me encuentro triste, solitario; pronto uno de mis discípulos me venderá por treinta monedas, pronto llegará a Mí y me dará un beso; pronto seré prendido como un criminal, como un verdugo.

Medita en los dolores internos de mi agonizante Corazón. Tantas almas se pierden; tantas almas caen en los engaños y seducciones de Satanás; tantas almas caen en las profundidades del infierno y desprecian mi Misericordia infinita.

Aquí, en el huerto de mi Sagrario, te pido que repares por tus pecados y los pecados del mundo entero. 

Aquí, en el huerto de mi Sagrario, te pido que recojas en el copón de tu corazón mi Sangre preciosa que es profanada por los pecados y maldades de los hombres.

Aquí, en el huerto de mi Sagrario, te pido que te encadenes de amor a mi Sagrado Corazón y no me dejes solo, haz el sacrificio de acompañarme durante toda esta noche. Mantente en vela, sabré recompensarte.

Aquí, en el huerto de mi Sagrario, repara porque muchos me han traicionado como me traicionó Judas; muchos me han vendido, me han cambiado por buscar placeres mezquinos.

Aquí, en el huerto de mi Sagrario, te pido que me adores y me reconozcas como al Señor de tu vida, porque no todos me aman. Falsos dioses han entrado en el corazón de muchísimos de mis hijos; falsos dioses los han separado de Mí, han sido arrancados abruptamente de mi regazo paterno.

Aquí, en el huerto de mi Sagrario, prepara, purifica tu corazón para yo descender dentro de ti y hacerte experimentar mi amor y mi ternura. Tantas almas me sierran las puertas de sus corazones y me dejan a fuera; tantas almas se dejan abstraer por las cosas del mundo y yo vengo a ocupar un segundo plano en sus vidas. 

Aquí, en el huerto de mi sagrario, reconoce tus pecados, tu miseria; suplícame mi perdón, arrepiéntete de todo corazón y haz algo por la salvación de tu alma. Proponte reparar en vida, proponte caminar solo tras el eco de mi voz; proponte ser mi Cirineo y carga con una parte del peso extenuante de mi Santa Cruz.

En el huerto de los olivos, sufrí interiormente porque sabía que muchas almas me despreciarían, me cambiarían por las cosas del mundo. En este instante te pido a ti, apóstol de mi Sagrado Corazón, que tomes la firme resolución de no pecar más. Déjame tomar en mis manos tu corazón purulento, maloliente, lo purificaré con el agua viva, aplicaré bálsamo sanador y curaré tus heridas.

En esta vigilia de reparación, entrégame tus debilidades, tus pecados; pídeme que te haga fuerte; pídeme que aleje de ti las insidias del enemigo; pídeme que te saque del mundo y te ponga a trabajar en mi viña.

En esta vigilia de reparación, consuélame, adórame, acompáñame porque permanezco solitario y abandonado en el huerto de los Sagrarios. 

[APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN:

Mi amado Jesús, no quiero verte sufrir más, tus palabras hacen que derrame algunas lágrimas porque me reconozco pecador, he sido infiel a tus mandatos, a tus leyes Divinas; tus palabras penetran en mi corazón y me llevan a tomar conciencia de que no he sido el mejor de tus hijos.

Heme aquí en el huerto de tu Sagrario haciéndote compañía; heme aquí consolando tu agonizante Corazón con el bálsamo de la reparación; heme aquí pidiéndote perdón y misericordia porque muchos de tus hijos no han vuelto a Ti, caminan velozmente al despeñadero.

Heme aquí en el huerto de tu Sagrario recogiendo y adorando tu Sangre Preciosa profanada por mis propios pecados y los pecados del mundo entero.

Heme aquí en el huerto de tu Sagrario suplicándote que hagas de mí un hombre nuevo; sácame de las cosas del mundo, dame las fuerzas que necesito para nunca más pecar; dame la fuerza que necesito para caminar tras el eco de tu voz y ayudarte a cargar con el peso extenuante de tu cruz.

En esta vigilia de reparación, te prometo acompañarte todas las veces que Tú suscites en mi corazón el deseo de venir a encontrarme a solas contigo.

En esta vigilia de reparación, concédeme la gracia de ofrendarme a Ti como Hostia viva, Hostia santa, Hostia agradable frente a tu presencia; te pido mil y mil veces perdón por mis infidelidades, ingratitudes, por mi desobediencia a tus leyes, por ausentarme de Ti y caminar por caminos amplios y espaciosos.

Tu Misericordia me ha traído en esta noche a reparar por mis pecados y los pecados del mundo entero.

Tu Misericordia me ha traído al huerto de tu Sagrario para mermar tu soledad y aliviar un poco tu sufrimiento.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.