Déjate conducir por el eco de mi voz

454 . Déjate conducir por el eco de mi voz

6 de Diciembre de 2013 (7:48 p.m.)

Hijo, te he llamado, necesitaba de tu compañía en esta noche; te he llamado, puse mi mirada de amor en ti. Te vi, durante el día, caminar afanosamente; ibas de un lado para otro, pocas veces pensaste en Mí; pero lancé mis redes y te llamé.

En el último momento del día, los latidos de tu corazón se aceleraron, lo que no sabías era que los latidos de mi Sagrado Corazón se confundían con los tuyos.

Deseaba verte en esta noche; quería abrazarte, quería hablarte al oído y expresarte lo mucho que te amo. Por eso, te pido que no te duermas, acompáñame.

Lamentablemente, en esta noche muchos de mis hijos herirán mi corazón; tristemente muchos de mis hijos flagelarán con crueldad mi Cuerpo santísimo; algunos de ellos ya tienen planes para esta noche. El mundo les ha seducido, sutilmente el demonio les ha atrapado. Por eso, me valgo de ti para que repares por todos los pecados del mundo; me valgo de ti para que me des consuelo, alivio en mi sufrimiento; solo dime, sin pronunciar palabras, ¿estás dispuesto a menguar mi soledad? ¿Estás dispuesto a no dormir, a cumplir con el oficio de los santos ángeles? ¿Estás dispuesto a sanar mis heridas con la reparación?

¿Sabes? Esta es una oportunidad que te concedo en tu vida, es un momento grandioso y solemne; porque en la medida en que ores y repares, sanaré tu corazón, aplicaré óleo bendito en tus heridas, y haré en ti una obra finamente tallada y esculpida por mis manos.

¡Ah! Si supieras el raudal de gracia que derramaré sobre ti durante esta noche, solo pensarías en Mí.

Si supieras el derroche de amor con que te miro quedarías perplejo, atónito; me pedirías que te llevara conmigo al Cielo.

¡Ah! Sé dócil, déjate guiar por el camino que te lleve a la felicidad; deja que sea Yo la única razón de tu vivir.

Entrégame tu corazón, lo uniré al mío; entrégame tu pasado tortuoso, sanaré tus recuerdos; entrégame tus debilidades que te fortaleceré; entrégame tus pecados, te concederé la gracia de la virtud, de la santidad.

Estás en el Tabor de mi Sagrario, y veo algunos nubarrones oscuros en tu alma; estás en el Tabor de mi Sagrario y veo algunas manchas que impiden que mi Luz Divina penetre dentro de ti con fuerza, con ímpetu; déjame obrar en ti, no ates mis manos con preocupaciones inútiles, no te adelantes a los acontecimientos y sucesos que aún no te han llegado; no pienses tanto en el mañana, piensa en el hoy; a cada día le basta su propio afán.

En esta noche quiero que vivas conmigo un idilio de amor. ¡Ah! Los hombres te han lastimado; los hombres abusaron de tu confianza; algunos de ellos no te correspondieron con fidelidad, fueron hipócritas frente a ti; lamentablemente se pusieron máscaras y no se mostraron tal y como son; algunos de ellos jugaron con tus sentimientos; pero nada de esto te debe importar; lo que sí te debe importar es el hoy, el momento que estás viviendo.

Has de saber que si te entregas decididamente a Mí, no fracasarás; has de saber que tengo un designio de amor trazado en tu vida, pero no te preguntes tanto, no des cabida a la duda; sé como un niño, déjate conducir por el eco de mi voz; sé como un niño y llega a Mí, te estrecharé en mi regazo paterno, escucharás los latidos de mi Sagrado Corazón y entrarás en un sueño profundo; sé como un niño, aún eres torpe en tu caminar; algunas veces tomas decisiones precipitadas y caes en el error; algunas veces actúas y te mueves sin pensarlo dos veces. Pregúntame, más bien, ¿ qué es lo que quiero de ti? ¿Cuál es tu misión en la tierra, a qué te he llamado? Y una oleada de paz descenderá a tu corazón, mi fragancia te hará sentir que estoy muy cercano a ti, mi respiración te sumergirá en un éxtasis de amor. Deja que me valga de ti, aun siendo tú tan imperfecto; aun faltándote tanta estatura espiritual; aun algunas veces escuchando de tus labios jurándome amor eterno; pero en un momento me cambias, me vendes; de un momento a otro tus promesas se diluyen, se evaporan.

¿Sabes? Quería verte, quería que tu mirada estuviese solamente puesta en Mí, quería que hicieras silencio interior para que por fin me escuchases, quería verte derretido de amor por Mí.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.