La conversión debe ser in esfuerzo, una lucha diaria

42 . La conversión debe ser in esfuerzo, una lucha diaria

5 de Febrero de 2014.  Monasterio Cisterciense.  Perú

[Estando en el Sagrario, adorando a Jesús y consolando su Corazón, escucho su voz que me dice:]

A esto te he llamado, a reparar las injurias y ultrajes que recibo de muchos de mis hijos; a esto te he llamado, a difundir sin cesar el Apostolado de Reparación, a traer al Sagrario a muchas almas, almas que tengan sed de Dios, almas que ardan en deseos de alcanzar la santidad a toda costa; a esto te he llamado, a ser alma reparadora. 

En este día de desierto de amor en mi Sagrado Corazón, medita mis palabras, no tengas prisa en salir del Sagrario; el tiempo te lo concedo Yo, no permanezcas sujeto a las horas, permanece adherido a Mí, sumido en contemplación; olvídate de tus compromisos, de las tareas que tienes para realizar, ocúpate de Mí; te he propiciado este encuentro para que el silencio embriague tu corazón de paz, te lleve a contemplar mis misterios, embriague tu espíritu de mi paz.

Hoy quiero hablarte de la necesidad imperiosa de una conversión de corazón; la conversión ha de ser una lucha diaria, un esfuerzo constante en tu vida, no puedes justificarte en tus debilidades. Reconoce que el pecado te separó de Mí por muchos años, el pecado enlodó tu alma, deformó tu espíritu; permanece en estado de gracia orando y reparando, aprovechando toda oportunidad que te conceda para ver en cada situación mi presencia, mi gran Misericordia.

Medita la vida de los santos; algunos de ellos cayeron en faltas graves, su pensamiento estaba nublado, su corazón no me pertenecía, pertenecía al mundo. ¿Y qué hice en ellos? Una gran obra, los llamé, los seduje, los atrapé tiernamente en las redes vivas de mi Amor Divino; y desde ese primer instante que se encontraron cara a cara Conmigo, ya no fueron los mismos; su conciencia fue iluminada por mi luz divina, les mostré el estado de descomposición de su alma. Algunos de ellos lloraron, algunos de ellos, de inmediato, lo dejaron todo, renunciaron a todo y optaron por Mí.

Hijo, en mi presencia Eucarística, te pido que hagas una evaluación de tu vida; ¿ cómo has vivido los mandamientos de la ley de Dios? ;Cuáles han sido los pecados que más han herido y lastimado mi Corazón? ¿Cuáles han sido los motivos que te han impulsado a separarte de Mí, a mezclarte con los que son del mundo?

En este momento, pregúntate: ¿cuáles son aquellos pecados que te causarían mayor vergüenza el día que te llame? Has de saber que, tarde o temprano, estarás frente a Mí en el tribunal divino, te estaré pidiendo cuentas de los talentos que te he dado, de la buena o mala administración de los bienes espirituales que puse a tu servicio; te mostraré tus imperfecciones, te mostraré toda tu vida; y si quieres, de nuevo, pídeme perdón, pídeme que te haga fuerte en tu debilidad, pídeme que te desate de gruesas cadenas, pídeme que te ponga alas de paloma para que vueles hacia el Cielo para que experimentes la verdadera libertad.

La conversión de corazón ha de ser premisa en tu vida; el pecado te separa de Mí, el pecado pone un límite entre Dios y los hombres, el pecado te abre las puertas del abismo. Desventuradas las almas que han preferido caminar tras los halagos del mundo y me han despreciado, me han cambiado, negociado como mercancía barata.

Desventuradas las almas a las que les concedí innumerables oportunidades de salvación, a las que les manifesté de manera palpable mi Misericordia, mi gran Amor; pusieron vendas en sus ojos para no verme, pusieron tapones en sus oídos para no escucharme, se desviaron de mi camino y hoy se lamentan, gimen de dolor, de desesperación.

En este desierto de amor quiero purificar tu alma, limpiarla, darle brillo; déjame que aplique en ti bálsamo sanador, gotas de mi sangre preciosa.

En este desierto de amor quiero que tomes conciencia que Conmigo todo lo tienes, de nada carecerás, las despensas del Cielo estarán abiertas para ti; María, la depositaria de todas las gracias, te bendecirá, te arropará bajo los pliegues de su Sagrado Manto.

En este desierto de amor, hazte el firme propósito de amar a mi Madre, de imitarla en sus santas virtudes; Ella fue la mujer contemplativa por excelencia; Ella fue maestra que enseñaba a los hombres el camino de la Divina Voluntad, de la renuncia, de la penitencia; Ella, en su silencio, alababa a Dios, le glorificaba por sus proezas.

En este desierto de amor haz algunos compromisos que debes cumplir al pie de la letra. Conságrate totalmente a Mí, no vaciles de la vocación a la que te he llamado, no dudes del lugar en el que te he puesto. Te he plantado como un hermoso lirio, lirio que florecerá, resplandecerá por su color, por su perfume.

Hijo, no eres merecedor de la vocación celestial a la que te he llamado; quiero que seas pescador de hombres, pescador desde el Sagrario: lugar de nuestro encuentro, lugar de reposo, de quietud para tu alma, lugar en el que experimentarás por adelantado una parte del gozo que se vive en el Cielo.

¿Estás decidido a dejarlo todo por Mí? Recuerda que te pagaré el ciento por uno, te daré en herencia una de mis moradas en el Reino de los cielos.

¿Estás dispuesto a vivir mi Evangelio, a encarnar mi Palabra? ¿Estás dispuesto a llevar vida angélica ? ¿ Estás dispuesto a que tus obras resplandezcan como la luz del sol brilla y resplandece al mediodía? 

[Señor, sabes que te amo, he dejado todo por Ti, no tengo dudas en consagrarme de por vida a Ti; deseo emitir los votos de pobreza, castidad, obediencia; deseo entregarte mi vida como ofrenda de amor, quiero ser víctima de tu Sagrado Corazón.

En verdad, hoy comprendo que te he ofendido, te he lastimado; qué torpe he sido, caí en los engaños del demonio, me separé de Ti; creí encontrar la felicidad en las cosas del mundo, cuando lo único que encontraba era desdicha, amargura, desesperación.

He visto progreso en mi vida espiritual, todo ha sido bondad proveniente de tus manos; quiero internarme completamente en lo profundo de tu Divino Corazón, no tener cuentas con el mundo, vivir para Ti, morir para Ti.

Hoy, deposito a los pies de tu santa cruz todos mis pecados, mis maldades; me arrepiento de corazón y te pido de nuevo Misericordia, purifica mi alma con tu Sangre preciosa; dame a beber del agua viva que brota de las fuentes de tu Sagrado Corazón porque tengo sed de Ti, necesidad de Ti, Señor.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2014 de la Comunidad de Siervos Reparadores.