Escribo en tu corazón dos palabras: Inmolación, Reparación

50 . Escribo en tu corazón dos palabras: Inmolación, Reparación

13 de Febrero de 2014. 

[Amado Jesús mío, en esta noche quiero entregarte mi corazón, te pertenece, es totalmente tuyo; en esta noche quiero reparar por mis propios pecados y los pecados del mundo entero.

Sentí en mi interior el deseo de encontrarme a solas Contigo en el Sagrario; anhelaba verte con los ojos del espíritu, anhelaba descansar en Ti.

Tú sabes que sin Ti no puedo vivir, eres el encanto de mi alma, eres el único motivo por el cual vivo.]

Yo mismo toqué tu corazón, te hice sentir el deseo de soledad, el deseo de silencio; por eso mi voz caló en tu interior y llegaste a Mí.

En esta noche, te pido que consueles mi Corazón y repara los pecados de los hombres; porque muchos se han separado de Mí, muchos se han dejado contagiar por la epidemia del pecado; muchos dudan de mi verdadera presencia en la Hostia Consagrada y, lo peor de todo, me veo muchas veces obligado a descender en corazones malolientes, corazones no aptos ni preparados dignamente para beber de mi Sangre y comer de mi Cuerpo.

Desdichadas almas que, en vida, están cavando su propia fosa; desdichadas almas que están comiendo y bebiendo su propia condenación. Repara hijo mío, entrégame tu cansancio, regálame parte de tu tiempo y deja que a través de ti transmita al mundo entero, mis lamentos divinos; lamentos divinos desde mi nuevo Getsemaní.

Los hombres me han crucificado de nuevo, los hombres me han sumido en extrema agonía, por eso busco almas reparadoras, almas víctimas que se dejen crucificar, almas víctimas que padezcan por amor; almas víctimas que, con sus sacrificios, con su oblación, atraigan sobre la humanidad mi Misericordia Divina.

En esta noche, te pido que me consueles; te pido que desde lo profundo de tu corazón, ores y pidas por todas las ovejas descarriadas de mi redil; si supieras cuánto sufro, vendrías a mi nuevo Getsemaní y con tu oración, con tus plegarias sanarías un poco mis llagas; aun, de mis heridas supuro Sangre preciosa.

[Sufriente Jesús mío, me has llamado a pesar de mi debilidad, de mis miserias; aquí estoy, acompañándote en la soledad de tu tabernáculo; estoy dispuesto a darte toda la honra y la gloria que los hombres no te dan; quiero consumirme de amor por Ti. No encuentro palabras para manifestarte lo que mi alma siente.]

Tu presencia me basta, es suficiente la disposición que tienes de saciar mi ardiente sed de almas; quédate a mi lado unos minutos más; ámame, contémplame y adórame desde el silencio de tu corazón. Ora y repara por las desventuradas almas que conociéndome se alejaron de Mí, por las desventuradas almas que hicieron a un lado mis enseñanzas y se dejaron seducir, engañar por el demonio; el mundo ha hecho de ellas sus marionetas.

Ora y repara porque son muchos los motivos para una nueva crucifixión.

Deja que mis palabras caigan en tu corazón, como brisa suave cae en el ocaso de la tarde; necesitaba de tu presencia, necesitaba de tu compañía.

[Gracias, amado Jesús mío, mi delirio de amor; te ofrendo mi vida como holocausto de amor, me ofrezco como víctima de tu Sagrado Corazón en reparación por mis pecados y los pecados del mundo entero. Dame gusto, disposición para meditar en el misterio de la cruz; concédeme el favor de aceptar el sufrimiento y la prueba como una manifestación de tu Amor, de tu Misericordia.

Solo quiero amarte, solo quiero entregarme a Ti sin reserva, pero a veces el miedo, el temor inquieta mi corazón; a veces las dudas agitan mi espíritu como si un torbellino me envolviese; solo en Ti hallo descanso, solo en Ti encuentro la cura para mi enfermedad; he venido ante Ti, en esta noche, para decirte mil y mil veces: "te amo".]

Continúa con la tarea que te he encomendado, continúa con la misión a la que te he llamado; quiero dejar por escrito el gran amor que les manifiesto a las almas reparadoras, a las almas víctimas; quiero dejar por escrito que las almas reparadoras son y serán una porción amada de mi Sagrado Corazón.

Las almas reparadoras han sido elegidas para una misión especial en mi Iglesia: reparar las injurias que recibe mi Corazón de parte de muchos de mis hijos; atraer con sus sacrificios, con sus desvelos de amor, con sus asiduas penitencias mi misericordia divina sobre una humanidad depravada, sobre una humanidad que corre velozmente a la perdición; las almas reparadoras habrán de desgastarse y de consumirse de amor en el Sagrario.

Quiero dejar por escrito que un alma reparadora es un alma elegida, llamada a abrazar la cruz, a inmolarse junto Conmigo en el madero bendito de mi santa cruz, a despojarse totalmente de sí misma; a vivir en el excesivo abandono, en el cumplimiento perfecto de mi Divina Voluntad, a estar dispuesta a dejarlo todo por Mí, a quitar de su vida espiritual arandelas, algunos adornos que no son beneficiosos para el alma, para la vida interior.

Quiero dejar por escrito que un alma reparadora ha de vivir en una continua alabanza contemplativa, en un continuo silencio interior y exterior que me permita hablarle dulcemente al corazón, que me permita mostrarle el camino que debe andar, que me permita adentrarle en una vida de ascética y mística.

Un alma reparadora han de estar dispuesta a rechazar la vanagloria, a rechazar de plano las pompas del mundo, lo suntuoso.

Quiero dejar por escrito que un alma reparadora ha de brillar por una vida de perfección y de virtud, ha de conservar la quietud de espíritu, ha de vivir el voto de obediencia a perfección. 

Quiero dejar por escrito que las almas víctimas son pequeños pararrayos del Cielo en la tierra; son como un imán que atraen sobre ellas y sobre el mundo entero mi Misericordia.

[Tu bondad, Señor, no tiene limites; tu amor, Jesús, no lo podré comparar jamás con el amor humano.

Tú te entregas a nosotros sin reserva mientras recibes, de nuestra parte, desprecios e ingratitudes.

¿Qué he de hacer para compensar todo el daño que te he causado y te he propiciado?]

Repara, sacrifícate, muere al egoísmo, a tu "yo", al hombre viejo, deja que mi luz celestial dirija tus pasos; permíteme escribir en tu corazón dos palabras: Inmolación, Reparación; porque para esto te he llamado, para esto te saqué del mundo, para que consueles mi Corazón y el Corazón Inmaculado de mi Madre.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2014 de la Comunidad de Siervos Reparadores.