Señor, acepto tu Cruz


Ayer, viernes santo, día en el que conmemoramos que Jesús, nuestro Señor, fué crucificado y muerto en la cruz, signo de dolor y expiación por todos nuestros pecados, fue un día en el que Jesús nos quería hacer caer en la cuenta de qué camino debemos seguir para conseguir llegar a Dios con el máximo exponente de amor.

En la homilia de la Celebración de la Pasión, en mi Parroquia, nuestro sacerdote decía que es algo incomprensible no solo en aquellos días, para los judios, romanos o griegos de aquel entonces, sino también para nuestros tiempos, donde el culto al poder, al dinero y al placer, hacen que este signo de la cruz, sea rechazado de plano por muchos de nosotros, y metámosnos todos, pues raya la locura, según los principios de este mundo.

Pero eso no significa que Dios nos esté llevando al error, porque Él sabe perfectamente, al igual hizo con su propio Hijo, Jesús, que nos lleva a la plenitud del Amor. Posíblemente, aún así, sigamos sin entenderlo, pero si hay algo que nos lo pueda demostrar será en el transcurso de nuestra vida, el llegar a sentir presente a nuestro Señor, aún con mayor fuerza, en esos momentos de "cruz", donde Él estará ayudándonos, consolándonos, en definitiva dándonos su Amor y su Paz.

Para sentirlo, previamente hemos de poner toda nuestra voluntad en buscarlo y os aseguro que así lo encontraremos, pues verdaderamente se hará presente.

En los Dos Corazones

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