Colabora conmigo en la salvación de las almas

179. Colabora conmigo en la salvación de las almas

29 de Enero de 2013 (11:05 a.m.) 

Quería estar a solas contigo, contarte mis sufrimientos y pedirte que ores y repares; porque muchos hombres hieren mi agonizante Corazón, su indiferencia me ha llevado a llorar lágrimas de sangre.
{Veo a Jesús con su mirada triste, su divino rostro está maltratado, golpeado.
Agonizante Jesús mío, cómo son los hombres de despiadados; Tú que moriste en una cruz, Tú que te hiciste Cordero Inmolado por toda la humanidad: eres herido, abofeteado, permíteme limpiar la Sangre que cubre tu precioso rostro; si quieres descarga en mí tu justa cólera, me ofrezco para sufrir en lugar tuyo; no quiero verte padecer más, ya pagaste alto precio al dar tu vida, al hacerte Víctima Divina por un mundo que corre velozmente al despeñadero. }
Haz algunos actos de reparación, desagravia mi Corazón; los pecadores me han crucificado de nuevo, me han llevado al monte Calvario para acabar con mi vida.
¡Pobres almas que no escuchan mi voz!
¡Pobres almas que andan como ovejas sin pastor!
¡Pobres almas que rechazan mi misericordia! 
Tarde o temprano lo lamentarán; tarde o temprano estarán cara a cara conmigo, cuando ya no puedan hacer nada, cuando les descargue mi justicia airada, cuando pasen a recibir como pago los más crueles tormentos.
Agustín, escribe para mi diario espiritual; porque quiero hacer saber a las almas que mi Misericordia es eterna, que tendré compasión hasta el momento de exhalar su último suspiro; que hoy es otra oportunidad, más, en su vida; nada llega al azar, han sido los santos ángeles quienes han entregado en sus manos mi diario; no quiero que desaprovechen esta Gracia, es necesario que la acojan con humildad, con corazón de niño.
Por eso, tú no te canses de escribir; colabora conmigo en la salvación de las almas, el premio no lo recibirás en la tierra sino en el cielo.
{Cómo no ayudarte, amado Jesús mío, no merezco tu Amor y tu Misericordia; tus palabras levantan mi ánimo, me impulsan a desgastarme en tu obra. 
Pero saca de mi corazón mis miedos, soy cobarde para enfrentarme a un mundo cruel, indolente; mundo que no quiere saber de Ti.}

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.