Hijo pródigo ante su Padre

378. Hijo pródigo ante su Padre

1 de Octubre de 2013 (8:22 a.m.) 

Hijo amado, gracias por haber respondido a mi llamada, acompáñame en la soledad de mi nuevo Getsemaní, consuela mi agonizante Corazón porque no soy amado por todos los hombres. Muchos de mis hijos azotan cruelmente mi Cuerpo Santísimo. En este instante te pido que medites en la parábola del hijo pródigo. 

Pobre alma, desdichada alma que cayó en las seducciones del demonio, en los atractivos del mundo; desdichada alma que malgastó su herencia en placeres pasajeros, en aparente felicidad, que después le produjo vacíos en su corazón, heridas en su alma.

En esta noche te pido a ti, apóstol de mi Sagrado Corazón, que llegues hacia Mí como hijo pródigo, reconoce tus pecados, pídeme perdón de tus culpas; no tengas miedo en llegar hacia Mí, te trataré con Misericordia, me compadeceré de ti; fuiste débil, fuiste necio, caíste pero yo te levanté, suscité dentro de ti arrepentimiento, dolor de haberme ofendido.

En esta noche, apóstol de mi Sagrado Corazón, ven hacia Mí como hijo pródigo, quitaré los viejos harapos que cubren todo tu ser y te vestiré con ropajes nuevos.

En esta noche, apóstol de mi Sagrado Corazón, ven hacia Mí como hijo pródigo, quitaré tus zapatos rotos y cubriré tus pies con sandalias nuevas para que camines siempre en dirección hacia el Cielo, para que seas en la tierra peregrino en búsqueda del Absoluto.

En esta noche, apóstol de mi Sagrado Corazón, ven hacia Mi como hijo pródigo, quiero ceñir en tu dedo un argolla, un anillo; eres el hijo que un día te separaste de Mí, me cambiaste por ir tras los halagos del mundo. Estabas muerto pero has resucitado.

En esta noche, apóstol de mi Sagrado Corazón, ven hacia Mí como hijo pródigo, te invitaré al gran banquete, a un festín del Cielo.

Estabas ciego, has recobrado tu vista y ahora puedes verme; estabas sordo y has recobrado audición, ahora puedes escuchar mis palabras, mis balbuceos de amor porque te amo. Tu corazón era de pedernal, insensible a mi amor, renuente a mis gestos de Misericordia para contigo, pero hoy te he dado un nuevo corazón para que me ames, me adores y me aceptes como al Amo y Señor de tu vida.

En esta vigilia de reparación quiero escuchar de tus labios un perdón, reconoce que un día malgastaste todos los bienes espirituales que deposité en tus manos; un día te apartaste de Mí; un día caíste en pecado, me heriste y me ofendiste, pero hoy debes estar convencido de que te he perdonado.

Recuerda que ya he pagado con mi muerte en cruz la deuda que un día contrajiste por el pecado.

APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN: 

[Jesús mío, tus palabras son medicina para mi corazón enfermo, bálsamo de paz para mi corazón turbado; tus palabras son alivio para mis enfermedades espirituales.

En esta noche te quiero dar las gracias por su llamada de amor; me invitaste a acompañarse en la soledad de tu Sagrario, mantenme en vela, con mis ojos bien despiertos para contemplar tu magnificencia de amor, tu hermosura en la Hostia Consagrada.

En esta noche te pido perdón porque he sido tu hijo pródigo; malgasté tu herencia, lancé al abismo tus bendiciones. Qué torpe be sido, caí fácilmente en las artimañas de Satanás, caí en las seducciones del mundo, bebí de la hiel amarga del pecado.

Sufriente Jesús mío, heme aquí como hijo pródigo suplicándote perdón y Misericordia, no tengas en cuenta mis maldades e iniquidades, purifica la hediondez de mi alma en los ríos de la gracia; haz que torrenciales del agua viva que brotan de la fuente insondable de tu divino Corazón arrasen con toda mancha o lastre de pecado. Como el hijo pródigo ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.

Reparo por todas las ofensas e ingratitudes para con tu Corazón Misericordioso y amoroso. Desde hoy hago el firme propósito de no ofenderte más. Infinitas gracias te doy porque en este instante quitas mis ropajes de mendigo y me vistes con traje de príncipe porque Tú eres mi Rey, mi Señor.

Cuántas veces he herido tu Corazón; cuántas veces he azotado tu Sagrado Cuerpo; cuántas veces be caminado tras las obras de las tinieblas y no tras las obras de la luz. Hoy me has dado la oportunidad de encontrarme contigo, de volver a la casa que un día abandoné por caminar tras las apetencias del mundo y de la carne.

Compadécete de mí ¡ oh Padre Misericordioso! Prometo reparar por mis pecados, hacer penitencia y suplicarte perdón y Misericordia porque hay muchos hijos pródigos en el mundo que te hieren, te lastiman, te crucifican.]


FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.