Navegante en el puerto seguro y ante su piloto

381. Navegante en el puerto seguro y ante su piloto

1 de Octubre de 2013 (10:38 a.m.) 

Hijo mío, has de saber que mi Divino Corazón es puerto seguro de salvación para todos los hombres; por eso, cuando pases por las borrascas y tempestades impetuosas del mundo acude a Mí que como piloto dirigiré el navío de tu vida, no dejaré que caigas en las profundidades de alta mar, te tomaré entre mis brazos, te esconderé en mi Sagrado Corazón y te protegeré, te defenderé del acecho del maligno. No te apartes de mí, no te separes del camino que te abre las puertas del Cielo; recuerda que es necesaria una conversión perfecta y transformante. Debes sacar de tu vida todo pecado. Si aún sientes que tu corazón huele a mundo pídeme que te aplique fragancia divina, perfume celestial, si aún el mundo te atrae pídeme que te haga sentir hastío por los placeres efímeros, repugnancia por el pecado.

Eres apóstol de mi Sagrado Corazón, y como tal eres navegante en alta mar, ya estás en el puerto seguro de mi Corazón Sacratísimo, por lo tanto aleja de ti todo miedo, hazte fuerte porque en mí encontrarás la fortaleza que necesitas para combatir contra Satanás y sus secuaces.

En esta vigilia de reparación firma en mi presencia Eucarística un pacto de amor, siempre permanecerás en el puerto de mi Sagrado Corazón, dejarás que Yo sea el piloto de tu vida, la brújula que te guía y te direcciona hacia Mí.

En esta vigilia de reparación haz el firme propósito de no sumergirte en las borrascas y tormentas impetuosas del mundo, puedes caer en un precipicio sin salida, por eso te pido que mantengas tus ojos abiertos y tu mirada siempre puesta en el Cielo. ¿Qué te da el mundo? Aparente felicidad, aparente dicha. ¿Qué te da el mundo? Placeres que de momento producen supuesto gozo; y después, ¿ qué queda? Vacíos en tu corazón, insatisfacción, dolor, arrepentimiento de haberme ofendido.

Evita caer en pecado, mantente en estado de gracia.

Ya sabes, hijo amado, que mi Sagrado Corazón es puerto seguro en el que nada ni nadie podrá hacerte daño, es puerto seguro de no naufragar, de no hundirse. Por eso, como piloto de tu vida quiero llevarte por caminos angostos pero espléndidos que te llevan a la salvación y vida eterna, como piloto de tu vida quiero enseñarte la gran sabiduría divina que contiene el libro de oro de mi Sagrado Corazón.

Como piloto divino quiero mostrarte los peligros que acechan tu vida, no quiero perderte, quiero que permanezcas siempre unido a Mí, quiero verte entrar en el Reino de los Cielos y entregarte el premio que te mereces por tus sacrificios, por tus desvelos de amor.

Como piloto de tu vida quiero enseñarte a conducir tu nave, nave en la cual siempre habrá una luz, luz divina que la dirijo para que puedas llegar al puerto de mi Corazón y puedas recrearte conmigo, deleitarte en el mar infinito de mi amor y de mi Misericordia.

[APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN:

Amado Jesús mío, aquí estoy postrado a tus divinos pies pidiéndote perdón por las veces que no te permití dirigir mi vida, me dejé llevar por mis caprichos, por mis deseos mezquinos, te herí, te lastimé; por eso, en esta vigilia de reparación te pido perdón de todo corazón por haberte ofendido; te pido que extiendas sobre mí el manto de tu Misericordia y sobre todos los que a esta hora te están amando, adorando en el Santísimo Sacramento del Altar.

No dejes que sea envuelto en las borrascas y tormentas del mundo, escóndeme en el puerto seguro de tu Sagrado Corazón para en él adorarte, rendirte todo el homenaje que como Dios te mereces. No dejes que las cosas del mundo me separen de Ti, quisiera permanecer siempre en el tabernáculo de tu Amor Divino, quisiera entonarte los más bellos himnos de adoración y de alabanza, porque Tú lo mereces todo; pero aún soy muy débil para profesar una fe ciega en Ti, por eso amantísimo Jesús mío siembra en mi corazón la virtud de la confianza; siembra en mi corazón la virtud de la fidelidad hacia Ti, ya no quiero extraviarme del camino; por eso te pido que seas piloto en mi vida, sé brújula del Cielo que me direccione, me guie hacia Ti. Sé el piloto que me guíes y me lleves al puerto de tu Sagrado Corazón porque en Ti quiero descansar; en Ti quiero refugiarme.

Protégeme de las acechanzas del mal, haz que mantenga mi corazón puro y viva en estado de gracia.

En esta vigilia de reparación te prometo caminar siempre tras de Ti e invocar tu auxilio paternal, tu ayuda divina: cuando sienta que las borrascas del mundo intenten arrastrarme y separarme de Ti.

Jesús, como mi divino piloto me entrego a Ti, me abandono en Ti, seguro de tu poder, convencido que teniéndote a Ti ya lo he encontrado todo, absolutamente todo.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.