El divino Ecce Homo

407 . El divino Ecce Homo

21 de Octubre de 2013 (10:25 a.m.) 

Hijo amado: guarda tus sentidos, recoge tu espíritu, pero no te duermas; quiero hablarte, quiero susurrarte en tu oído mi "te amo" ; quiero sacudirte dulcemente para que tomes conciencia de la necesidad de una conversión de corazón; ya no peques más, no hieras más mi agonizante Corazón.

Me presento ante ti como el Divino Ecce Homo; mira el estado tan lamentable en que me tienen los hombres, mira mis sagradas llagas, mira mi Divino Rostro maltratado y ensangrentado por los pecados de los hombres. Esta es una manifestación más de mis sufrimientos de mi Sagrada Pasión; espero que mis palabras te conmuevan, te lleven al arrepentimiento verdadero de tus culpas; espero que mis palabras hagan eco en lo profundo de tu corazón y tomes la firme decisión de dejar las cosas del mundo y caminar tras de Mí.

Me presento ante ti como el Ecce Homo: para ver si mi sufrimiento, si mi agonía te mueve al cambio; ya no peques más, ya has herido mi Corazón, ya me has lastimado; por eso, te pido que hagas una buena confesión, y a partir de este momento repares por tus pecados.

Sé mi Cirineo, sé mi Verónica, acércate a Mí y, con el lienzo puro y blanco de tu corazón, enjuga mi Divino Rostro maltratado, escupido, abofeteado.

¡Ah! Como apóstol de mi Sagrado Corazón, te pido que hagas algunos actos de amor que reparen mi divina justicia ultrajada, injuriada; haz algunos actos de amor que hagan que, de mi Divino Corazón, brote raudal de Misericordia para con las almas pecadoras.

En esta vigilia de reparación, te pido a ti, apóstol de mi Sagrado Corazón, que me adores, me glorifiques, me aceptes como al Señor de tu vida y cortes de raíz con las cosas del mundo y camines en pos del sumo Bien; aspira a heredar una de las moradas en mi reino; sé santo como el Santo de los Santos.

[APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN:

Jesús, cómo no venir a tu nuevo Getsemaní y consolar tu agonizante Corazón, escuché el eco de tu voz. Por eso, heme aquí entregándote mis cansancios, mis fatigas; heme aquí dispuesto a dejarlo todo por Ti.

Agonizante Jesús mío, quiero reparar mis ingratitudes y las ingratitudes de todos los hombres. Permíteme enjugar, con el lienzo de mi corazón, tu Divino Rostro; no quiero verte sufrir más.

Enséñame el camino de la inmolación y del sacrificio; gracias te doy por la oportunidad que me das, en esta noche, de descubrir en lo profundo de mi corazón mis debilidades, mis imperfecciones, hasta los residuos que hay dentro de mí de hombre viejo. Sácame del mundo, sumérgeme en el abismo de tu Amor y haz de mí holocausto de amor.

El pecado me ha separado de Ti; el pecado te ha llevado a una pasión mística en la que padeces, sufres. Si mi compañía ha de servir como bálsamo de alivio a tus sagradas llagas, heme aquí, durante toda la noche, heme aquí dispuesto a propiciarte unas gotas de alegría; eres mi buen Jesús, eres la única razón de mi existir. Por eso, dame la perseverancia de continuar la marcha hacia ese encuentro definitivo de amor contigo.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.