Las tentaciones
174. Las tentaciones
28 de Enero de 2013 (4:57 a.m.)
Hijo mío, no temas, confía infinitamente en Mí; entrégame tus preocupaciones que aligeraré tus cargas, entra en mi Corazón y tu espíritu rebosará de paz, no tienes nada de qué angustiarte. Yo estoy contigo, soy tu escudo, soy el león de Judá que te defenderá de los peligros.
Purifica tu corazón, no des cabida a la imaginación; porque este es el primer paso a la tentación que, mientras estés vivo, no te han de faltar.
Por eso, la importancia de mantener tu espíritu vigilante y en oración; porque no sabes en qué momento puede llegar el tentador a seducirte, a engañarte.
Las tentaciones las permito para probar la fortaleza y debilidad de las almas; para enseñarlas a pelear contra el enemigo, para humillarlas y hacer que se acerquen más a Mí, para que sientan la necesidad de separarse de las cosas del mundo, para que comprendan que si se acercan al fuego se queman, se hacen ceniza.
Las tentaciones llevan al alma a arraigarse más en la virtud, a considerarse impotente si yo no estoy a su lado.
Las tentaciones llevan al alma a la diligencia y al fervor; la mueven a hacer algo a favor de sí misma, la impulsan a la oración, a encuentros a solas conmigo; porque necesita armarse de valor, de coraje para enfrentarse al enemigo y derrotarlo.
{Amado Jesús mío, a veces la tentación me golpea, me sacude violentamente; dame fuerzas para resistir los acechos del demonio; no permitas que caiga en pecado, porque sería herir tu agonizante Corazón, sería lacerar tu Cuerpo Santísimo; enséñame a enfrentarme al enemigo, a derrotarlo, a declarar victoria. }
1. Desconfía de ti mismo y confía más en Mí; convéncete que sin Mí nada podrás hacer, sin Mí serás como un grano de arena que se pierde en la inmensidad del desierto; sin Mí fácilmente serás derrotado, destruido, lanzado al abismo, al fuego para que ardas y te consumas.
2. Intensifica la oración, haz uso de las jaculatorias; los santos, las almas heroicas que ahora gozan de mi presencia en el Cielo, unían su espíritu al mío a través de las jaculatorias; porque este es un medio eficaz para mantener tu mente ocupada solo en Mí.
3. Resiste desde el principio y evita el ocio; porque si caes en el primer momento de la tentación, le has abierto las puertas de par en par al demonio y él hará estragos en tu vida.
Evita el ocio, la pereza, porque esta es la madre de todos los vicios; mantente ocupado, considera el trabajo una bendición, una gracia que te ha caldo del cielo.
{Señor, gracias por mostrarme el camino que me lleva a un encuentro de amor contigo, gracias por tus enseñanzas; concédeme el favor de hacerlas vida en mi vida, dame la fuerza para resistir la tentación; no permitas que mi corazón se manche por el pecado; haz que permanezca limpio, puro.
Ayúdame a evitar los malos pensamientos, no quiero ofenderte y mucho menos herirte, ¿Qué he de hacer, cuando lleguen a mi mente y me sacudan como viento huracanado?}
Desecharlos inmediatamente, no consentirlos; porque después del consentimiento viene la deleitación y por último el pecado.
Los malos pensamientos enturbian el corazón, oscurecen el alma.
Los malos pensamientos son la puerta de entrada al pecado, son rienda suelta a los apetitos y deseos desordenados.
{Con tu ayuda, Señor, lo alcanzaré todo, continuaré el camino que me lleva a Ti; acelera los latidos de mi corazón si algún día estoy por caer; levántame y sostenme entre tus brazos.}
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.