Deja que te llene de mi Amor
399. Deja que te llene de mi Amor
12 de Octubre de 2013 (11:13 a.m.) Desierto de amor en el Sagrado Corazón, Perú
Déjame conducirte por el camino que te lleva a un encuentro personal de amor conmigo.
Déjame que te haga sentir apetencia por los bienes del Cielo y desgano total por las cosas del mundo.
Déjame llenar los vacíos de tu corazón con mi amor, rebosar tu espíritu con mi presencia.
Déjame mostrarte tus fallos, equivocaciones, así tengas que llorar en mi presencia y sientas dolor por tantas veces que me has ofendido; te regalaré la paz, la fuerza que necesitas para caminar y volar solo tras de Mí.
Déjame seducirte, arrancarte de raíz las cosas del mundo, quiero hacer de ti criatura nueva, criatura finamente pulida y tallada por mis venerables manos.
Déjame sanar tus recuerdos, llevarme de tu corazón los momentos más tristes de tu vida. Si sientes que algo te falta, que aún no has encontrado sentido pleno a tu vida: ven hacia Mí, te adentraré en la herida abierta de mi Sagrado Costado, podrás descansar en mi Sagrado Corazón.
Déjame tomar tu voluntad para que no actúes por ti mismo; sé dócil, déjate guiar por las inspiraciones divinas, trabaja con ahínco para que te ganes el Cielo.
Déjame consolarte en tus momentos de desesperación, mostrarte la luz en aquellos días en que para ti el firmamento es oscuro, nublado.
Déjame fortalecerte en tu enfermedad, animarte para que sufras más y me ofrezcas tus penas en reparación por tus pecados y los pecados del mundo entero.
Déjame afianzarte en tu vocación, fuiste elegido para una obra grande; te saqué del mundo, hasta de tu entorno familiar, social y laboral. Abandónate en Mí, confía en Mí, nada te faltará, te proveeré a ti y a los tuyos.
Déjame tomarte entre mis brazos y levantarte como ofrenda de amor que cae en la tarde; mi Padre Eterno te bendecirá, mi Padre Eterno rociará sobre ti agua pura que blanqueará tu corazón.
Déjame fortalecerte en tu debilidad, ya no peques más, no hieras más mi agonizante Corazón. Ya has estado mucho tiempo en las cosas del mundo; ya fuiste trofeo de Satanás, te ha llegado el momento de vivir en libertad, de no sentirte atado, amarrado, esclavizado.
He salido a tu paso, te he encontrado, he llegado a ti como pastor buscando su oveja perdida.
Déjame llevarte sobre mis hombros para sanar tu corazón herido, para remendar tu corazón roto.
Déjame derramar sobre ti efusión del Espíritu Santo y enriquecer tu vida con dones, gracias, carismas que serán de provecho para mi Iglesia.
Déjame ser tu capitán, quiero conducir la nave de tu vida al puerto seguro de mi Sagrado Corazón; no naufragarás, no tocarás fondo ni caerás al vacío.
Déjame entregar en tus manos mi armadura Divina y hacerte soldado aguerrido; soldado que permanezca en el campo de batalla enfrentándose al enemigo, derrotándolo, destruyéndolo.
Déjame hacer de ti heraldo de mi Evangelio; para ello, te invito a que conozcas mi Palabra, que profundices en todas las enseñanzas que le he dejado a toda la humanidad: las Sagradas Escrituras: y una vez conociéndome haz que muchas almas me amen, me adoren, me acepten como al Señor de sus vidas.
Déjame hablarte al oído y hacer que mis palabras desciendan en lo profundo de tu corazón como brisa suave, sumergirte en contemplación, de tal manera que tus sentidos se extasíen admirando mi belleza, mi hermosura.
Déjame hacerte partícipe de un poco de mi sufrimiento; necesito que seas mi Cirineo, necesito que con tus sacrificios sanes las heridas de mi Cuerpo Santísimo.
Déjame formarte, instruirte para que seas apóstol de mi Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de mi Madre. No te guardes las gracias, los secretos que te estoy revelando, manifiéstalos al mundo entero, grítales a todos los hombres que te has encontrado conmigo, que has descubierto en Mí a Jesús vivo, resucitado.
Déjame depositar en tu corazón la luz de la esperanza. ¿Por qué sentirte triste, defraudado? ¿Por qué no encontrarle sentido a tu vida? Conmigo todo lo tienes, todo te lo he dado. Mira, así como las aves del cielo no ciegan ni trabajan y yo les alimento, así como los lirios del campo los embellezco con hermosos colores, eso mismo haré por ti. Eres imagen creada a mi semejanza.
Déjame esculpir en tu corazón mi Divino Rostro; Divino Rostro maltratado, ensangrentado por los pecados de los hombres. Únete a mi sufrimiento, únete a mi dolor.
Déjame esconderte en lo profundo de mi Sagrado Corazón para defenderte de las acechanzas del maligno, para resguardarte y conservarte única y exclusivamente para Mí.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.