Hoy quiero que conozcas más de Mí

394. Hoy quiero que conozcas más de Mí

9 de Octubre de 2013 (3:55 p.m.) Desierto de amor en el Sagrado Corazón, Perú

Atendiste mi invitación de amor; por eso, mantente despierto, atento a mis palabras, a mis lecciones de amor. 

Hoy quiero abrirte el libro de oro de mi Sagrado Corazón para que conozcas más de Mí, para que profundices en mis misterios divinos; para despertar en ti ávidos deseos de alcanzar la santidad, de dejar las cosas del mundo y apetecer los bienes espirituales; bienes espirituales que te abren la puertas y compuertas del Cielo.

He sido Yo el que, dulcemente, te ha encadenado al cordel de oro que sostiene mi túnica; he sido yo el que dulcemente te ha hablado al oído y, sin darte cuenta, mis palabras descendieron en lo profundo de tu corazón como brisa suave y experimentaste paz, quietud, armonía y no pudiste descansar hasta encontrarte a solas cara a cara conmigo. No pongas obstáculos a la obra que quiero hacer en ti.

Este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, es un invento, una táctica del Cielo para todos los hombres.

Soy el Buen Pastor que va tras la oveja perdida; soy el médico divino que quiere sanar tus enfermedades morales, espirituales y físicas. Soy el arquitecto del Cielo que quiere trazar, en tu vida, planes de amor, planes que te lleven a la consecución y adquisición de la felicidad. Soy tu brújula, quiero guiarte hacia Mí, quiero mostrarte el camino que te lleva al Cielo. Soy el maestro del amor y quiero enseñarte misterios escondidos que solo revelo a los pequeños, a los sencillos, a todos aquellos que tienen corazón de niño; para que seas mi fiel discípulo, matricúlate, en este mismo día, en mi escuela; escuela de mi Sagrado Corazón para abrazarte con la llama de mi Amor Divino y calcinar tus pecados, calcinar tus debilidades, hacer cenizas al hombre viejo y que nazcas en el espíritu.

Soy psicólogo de tu alma, déjame hacer una terapia de amor en tu vida espiritual; quiero tallarte y moldearte para que seas mi obra perfecta. Siéntete orgulloso de ser mi hijo amado, siéntete orgulloso de haber pronunciado tu nombre, entre miles y miles de hijos que tengo en el mundo entero; siéntete bendecido, mi Misericordia para contigo no tiene límites; y en este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, quiero que des inicio a un proceso de conversión perfecta y transformante.

Y, ¿ cómo alcanzarás la conversión perfecta en tu vida? Dejando el pecado, cortado de raíz tus esclavitudes y lanzando al abismo tus debilidades; fortaleciéndote en Mí, doblando las rodillas frente a mi presencia Eucarística y pidiéndome que te dé, a manos llenas, mi perdón.

¿Cómo alcanzarás una conversión perfecta en tu vida? Dejándote guiar por mis enseñanzas, por mi Evangelio. La palabra de Dios es alimento espiritual que te lleva por los atajos que te conducen al Cielo.

Recuerda, hijo amado, apóstol de mi Sagrado Corazón, que estás llamado a una vida de santidad, a una vida de perfección; y para alcanzar esta santidad debes huir por completo del pecado; el pecado te separa de Mí, el pecado pone vendas en tus ojos para que no puedas verme; el pecado coloca tapones en tus oídos para que no puedas escucharme, el pecado te endurece el corazón y te hace insensible a mis llamamientos de amor en este tiempo; el pecado te paraliza, te aniquila, te destruye; el pecado te hace monicaco del demonio, trofeo de Satanás; el pecado te lleva a una desobediencia a mis leyes y mandatos divinos, el pecado te lanza a un abismo sin salida.

Huye de todo pecado; no te acerques al fuego porque te puedes quemar, te haces cenizas en un santiamén, en cuestión de segundos.

Huye de todo pecado, no te consideres tan fuerte; considérate débil, aférrate a mi cruz, pide mi protección divina y te haré soldado aguerrido; soldado valeroso que no teme enfrentarse al enemigo porque está convencido de su triunfo, de su victoria.

Como apóstol de mi Sagrado Corazón, te pido vivir en absoluto desprendimiento de todas las criaturas; confía en Mí, abandónate en Mí, busca el consuelo en Mí. Para que tu amor por Mí sea un amor perfecto, no puedes permitir que tu corazón esté dividido.

Soy Dios celoso que cuida de lo suyo, que cuida de lo que le pertenece.

Atrévete a vivir una experiencia de amor a partir de este día; arriésgate a huir de las cosas del mundo, de las vanaglorias terrenales; atrévete a querer escudriñar en la sabiduría divina que contiene mi Sagrado Corazón.

Como apóstol de mi Sagrado Corazón, te pido cumplimiento perfecto de mi Divina Voluntad; no te desvíes ni a derecha ni a izquierda, camina en línea recta para que te encuentres conmigo cara a cara y pueda premiar tus sacrificios y desvelos de amor.

Procura darme todo el amor que los hombres no me dan; soy herido, soy maltratado por los pecados de los hombres; me he quedado en todos los Sagrarios de la tierra por amor a toda la humanidad y vivo en soledad, en completo abandono.

Sé lámpara viva de mi Amor Divino, búscame en el silencio del Sagrario y allí te hablaré en lo profundo de tu corazón; allí te mostraré el camino que debes andar; allí te daré la solución que quieres a tu problema; allí levantaré tu espíritu decaído; allí me llevaré tu tristeza y te daré alegría; allí te sanaré de tu enfermedad y te daré vigor, fuerza, coraje para que peregrines en la tierra buscando habitar en mi patria celestial.

Haz del amor, de mi Sagrado Corazón, la única regla de tu vida; evita contristarme, evita lastimarme, evita herirme.

¿Sabes que mi amor por ti es un amor sin reserva?

¿Sabes que mi amor por ti me ha llevado a morir en una cruz, a hacerme reo del amor para darte la libertad que necesitas como hijo de Dios?

Y tú, ¿ qué tienes para entregarme en este día? ¿Tú que tienes para ofrecerme en este mismo instante?

Yo quiero darte todo lo mejor, jamás me separaré de ti, son los hombres los que se alejan de Mí.

La conversión perfecta y transformante te lleva a ser heraldo de mi Evangelio, anunciador de mi Palabra.

La conversión perfecta y transformante te lleva a hacer obras de caridad, porque la caridad borra multitud de pecados.

La conversión perfecta y transformante te lleva a vivir vida sacramental, a buscar la austeridad, a mortificar tus sentidos, a buscar la penitencia como llave de oro que te abre las puertas del Cielo. 

La conversión perfecta y transformante da muerte definitiva al hombre viejo; vivirás para Mí, pensarás única y exclusivamente en rendirme toda la gloria y la honra que como Dios me merezco.

La conversión perfecta y transformante te debe llevar al arrepentimiento verdadero de tus culpas; llora tus pecados, repara tus debilidades y ven a Mí como María; aquella mujer que ungió mis pies con un costoso perfume.

La conversión perfecta y transformante te lleva a elevar tu espíritu hacia el Cielo, a huir de las cosas del mundo, a desechar todo lo efímero, a detestar todo pecado.

La conversión perfecta y transformante te debe llevar a aspirar el Cielo; piensa por un instante cuán enorme es el sufrimiento de los condenados; desdichadas almas que no escucharon mi voz, desdichadas almas que dieron rienda suelta a las apetencias de la carne; desdichadas almas que buscaron el gozo, la supuesta felicidad en el mundo; desdichadas almas que violaron mis leyes, mis Mandamientos; desdichadas almas que no escucharon el consejo de los sabios y no se dejaron guiar por mis inspiraciones divinas; desdichadas almas que desecharon mi Misericordia, cuando mi Sagrado Corazón es un océano infinito de misericordia para con todos los hombres. 

En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, entrégame tus sentimientos; pídeme que haga algo a favor de los tuyos; preséntame a aquellos familiares que no quieren escuchar mi voz; preséntame a aquellas personas que no quieren saber de Mí, no quieren conocer de Mí y el pecado las tiene encadenadas, ancladas al mundo; pídemelo con fe, cree en mis promesas.

Y, ¿ qué quieres que haga por ti? Cuéntamelo todo, aun conociéndolo todo de ti; pero es que hay momentos en tu vida en que necesitas de alguien que te escuche; hay momentos en tu vida en que necesitas sacar de tu corazón tus angustias, tus miedos, tus tristezas, tus dolores, tus desánimos.

Hay momentos en tu vida en que has buscado a alguien para contarle tus cuitas, tus aflicciones y no has encontrado quien te escuche.

Hay momentos en tu vida en que has necesitado un hombro para llorar y desahogar tus afanes, tus melancolías. ¿Qué quieres que haga por ti? No quiero que sufras, no quiero que experimentes soledad, no quiero que experimentes ruina; te hice y te formé para que seas feliz.

¿Sabes que tengo un plan de amor trazado en tu vida? Por eso te saqué del mundo; te saqué de tu ámbito familiar, laboral y social, y te traje a este lugar silencioso y solitario para que me experimentaras, para que me percibieras con los sentidos internos de tu alma; necesitaba hablarte al oído, hablarte a tu corazón y manifestarte todo mi amor y mi ternura.

Si aún no tienes clara tu misión aquí en la tierra, pídeme que te dé el don del discernimiento; pide una moción del Espíritu Santo y lenguas de fuego descenderán sobre ti y arderán en tu corazón y vibrarás de paz, y un panorama diferente se te deslumbrará, el sol brillará con mayor nitidez para ti; podrás apreciar con mayor admiración las estrellas que embellecen el cielo oscuro durante la noche; podrás contemplar con mayor admiración la naturaleza que he creado para ti.

Vale la pena que renuncies al pecado, que te salgas de las cosas del mundo; vale la pena que abraces mi cruz, y si sientes una vocación de servicio, una vocación de vivir un estado de vida más perfecta y de dejar a los tuyos, a tu familia, a tus amigos, quizás tu propio país, te diría: por tu sacrificio, por tu valentía, por tu generosidad te pagaré el ciento por uno y, en la medida que avancen los días y el tiempo, tu corazón rebosará de mi paz, vivirás una transformación plena en tu vida, sentirás gozo de haberlo dejado todo, absolutamente todo por Mí.

Y si eres madre, esposa, y si eres padre, esposo, pídeme que te regale sabiduría, prudencia para acercar tus hijos a Mí y llevarles a caminar por el camino del bien, por la vía estrecha que les lleva al Cielo. Pondré palabras en tus labios que sean fechas de amor que transverberen el corazón de tus hijos y no necesitarás de regaños, de castigos. Recuerda: el amor sana, el amor libera, el amor restaura, el amor edifica, el amor derrite muros de acero o de hormigón.

Y si eres célibe, recuerda que también tengo muchas gracias para ti; optaste quedarte en el mundo pero sin ser del mundo, me elegiste como el esposo de tu alma; y si quieres, búscame en el Sagrario en esta noche y a escondidas ceñiré en tu dedo mi argolla nupcial.

Y si aún te consideras muy joven y tienes sueños por cumplir, planes en tu vida, pídeme que te dé dirección, consúltame si todo lo que tú quieres alcanzar está conforme a mi santo querer.

¡Ah! Eres apóstol de mi Sagrado Corazón y quizás no lo sabías.

¡Ah! Si supieras la alegría que me da cuando te acercas a recibirme en estado de gracia, bajo las especies consagradas del pan y del vino, los latidos de mi Divino Corazón se confunden sin cesar con los tuyos.

¡Ah! Si supieras los destellos de luces que brotan de mi Corazón Eucarístico cuando te veo entrar al Sagrario con alegría y quizás con afán; me conformo con una partecita de tu tiempo; me conformo con que me digas desde lo profundo de tu corazón "te amor, Señor"; me conformo con que te arrodilles y, aun en medio de una oración agitada y apresurada, yo te bendigo; me conformo con saber que tú me amas, que me quieres dar a conocer a todos los hombres; me conformo con saber que, aun en medio de tu debilidad, quieres alcanzar la santidad.

En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, te pido que hagas silencio interior y exterior para que aprendas a escucharme; a veces he querido hablarte, pero tu espíritu ha estado agitado; a veces he querido derramar efusión de gracia pero tu corazón ha permanecido cerrado, endurecido a mi Amor; pero no importa, quiero enseñarte el camino de la virtud, el camino de la perfección para que seas santo.

Te pido vida angélica y no pienses que es imposible de alcanzarla por tu estado de vida. Sé buena madre, buena esposa; sé buen padre, buen esposo; sé buen hijo, buena hija; sé buen trabajador, buena trabajadora; sé buen estudiante; vive mi Evangelio, mi palabra. Ayuda a los más necesitados, socorre a los desvalidos.

Mira en cada sufriente mi Divino rostro. 

Para alcanzar la santidad no necesitas hacer cosas extraordinarias, solo basta que me ames; solo basta que te salgas del mundo; solo basta que vivas en estado de gracia.

En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, arriésgate a firmar un pacto de amor conmigo; ofréceme tu vida, dame la libertad para yo actuar en ti como quiera; no me cuestiones, no reniegues del peso de tu cruz o de la prueba en aquellos días en que te pase por el fuego y te acrisole como oro y plata. Déjame ser Dios en tu vida, déjame ser el piloto de tu vida y conducir tu nave al puerto seguro de mi Sagrado Corazón.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.