La venda de ignominia
403. La venda de ignominia
21 de Octubre de 2013 (8:03 a.m.)
Hijo mío, en este instante déjate abrazar por Mí; tienes frío, quiero calentarte con la llama de Amor Divino; no alcanzas a sopesar las bendiciones que derramaré sobre ti y sobre todas las almas generosas que han respondido a mi llamada de amor y han hecho de cada vigilia de reparación un encuentro personal conmigo.
Estás cumpliendo con el oficio de los santos ángeles; mientras otros duermen, mientras otros caminan a una velocidad vertiginosa directos al abismo, a la perdición, tú estás en esta noche menguando mi soledad, llevándote mi sufrimiento; tú estás como una antorcha de luz, cuyo reflejo penetrará en el corazón de los humildes, de los sencillos, y sentirán también el deseo de reparar, de consolar mi agonizante Corazón.
Como apóstol de mi Sagrado Corazón, te pido que medites en aquel instante en que cubren con una venda mis purísimos ojos, Yo, que soy la luz, el camino, la verdad y la vida; Yo, que soy el Hijo de Dios que ha descendido a la tierra para dar luz a los ciegos espirituales. Terrible sufrimiento experimenté en aquel momento que me insultaban, me estrujaban, me golpeaban; oraba y pedía Misericordia por estas pobres almas títeres de Satanás; oraba y pedía misericordia para que estos pobres hijos míos, ciegos espirituales, recobraran la luz; y hoy, son muchos los ciegos espirituales que no han visto mi luz, caminan a tientas por el mundo, no han comprendido que el mundo está cubierto por densas capas de tinieblas y de oscuridad. Hijo mío, apóstol de mi Sagrado Corazón, levanta tus manos y pide perdón por una humanidad depravada, por una humanidad alejada de mi camino, de mis leyes divinas; pide perdón por una humanidad que se ha fabricado y construido otros dioses; falsos dioses que les sustraen de la verdad, falsos dioses que los sumergen en la mentira.
Hijo amado, apóstol de mi Sagrado Corazón, quiero quitar de tus ojos la venda que llevas puesta para que puedas verme, para que puedas contemplar mi presencia en el firmamento tapizado de azul o tachonado de estrellas; para que puedas comprender tus equivocaciones y puedas ver tus pecados. Correré de tus ojos la venda de oscuridad y te daré luz nueva para que puedas ver cómo las corrientes del mundo arrancan a muchos de mis hijos de mi regazo paterno, los separa de Mí, les hace sus esclavos.
En esta vigilia de reparación pídeme que te muestre tus equivocaciones, aquellas faltas y pecados que aún no has confesado; pídeme que te dé remordimiento, dolor de corazón por todas aquellas veces en que me heriste, me lastimaste.
En esta vigilia de reparación une tu corazón a mi agonizante Corazón, mantente en vela con tus ojos abiertos y despiertos; mira cómo de mi Corazón Eucarístico desprendo rayos de luz; rayos de luz que penetran en tu interior, rayos de luz que despiertan tu conciencia adormecida y te llevan a un cambio, a una conversión de corazón, a una conversión perfecta y transformante.
En esta vigilia de reparación te pido que, por unos minutos, hagas silencio interior y exterior y eleves tu espíritu al Cielo; reconócete pecador, caminabas en tinieblas, en oscuridad; reconócete oveja perdida, reconócete hijo pródigo que necesita volver a su casa paterna.
En esta vigilia de reparación piensa, por un instante, en los días, las semanas, los meses o los años que caminaste por caminos amplios y espaciosos; tenías ojos, pero no podías verme. Entrégame el barro de tu vida, tus miserias; suplícame perdón y misericordia, y sentirás cómo tu corazón es invadido de mi paz, te sentirás por primera vez amado.
En esta vigilia de reparación déjame que derrame sobre ti mi luz divina para que camines siempre en línea recta por los caminos angostos y estrechos que te llevan al Cielo, para que descubras y conozcas el lugar donde vivo.
[APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN:
Amantísimo Jesús mío, en esta vigilia de reparación, te prometo consolar tu agonizante Corazón y reparar por mis ingratitudes, y por las ingratitudes y desprecios de todos mis hermanos. Te doy gracias, porque has quitado de mis ojos la venda de oscuridad que me impedían verte, descubrirte, y te has convertido en la luz que ilumina mi camino.
En esta vigilia de reparación te pido perdón por todos aquellos años de mi vida que caminé en tinieblas y en oscuridad; no alcanzo a comprender mi torpeza, mi ignorancia; cómo es posible que te haya cambiado y me haya separado de Ti por caminar tras los halagos del mundo; lamentablemente he caído, he pecado contra el Cielo y contra Ti, he probado la hiel amarga.
Pero, en esta noche, te suplico perdón; no tengas en cuenta mis extravíos, mis maldades. Concédeme la gracia de reparar todo el resto de años que Tú decidas regalarme; quiero ganarme el Cielo, quiero alcanzar la salvación de mi alma. Dame la fuerza de mantenerme en tu amor, dame la fuerza de resistir a la tentación y de caminar siempre en pos de Ti, en dirección hacia el Cielo.
Reparo en esta noche porque muchísimas veces descargué latigazos sobre tu Cuerpo Santísimo; el pecado me tenía cegado, el pecado me había imbuido en el mundo creyendo haber encontrado la felicidad, cuando lo único que encontré fue la desgracia.
En esta vigilia de reparación te pido que purifiques mi corazón, y que tu luz divina me lleve a comprender y a degustar los misterios de amor que solo sueles revelar a los sencillos, a los pequeños, a todos aquellos que tienen corazón de niño.
En esta vigilia de reparación te prometo que, como apóstol de tu Sagrado Corazón, repararé en vida por mis pecados y los pecados del mundo entero. Te doy gracias por haber quitado de mis ojos la venda del pecado, la venda de la ingratitud y de la frialdad para contigo, ya que te has hecho reo del amor, has muerto en una cruz para darme la salvación y vida eterna.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.