Los beneficios del misterio de la cruz
398. Los beneficios del misterio de la cruz
12 de Octubre de 2013 (9:21 a.m.) Desierto de amor en el Sagrado Corazón, Perú
Hijo mío, en este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, quiero mostrarte los beneficios que trae para el alma el misterio de la cruz; misterio que quiero revelártelo en plenitud; misterio que, una vez descubierto ante tus ojos, desearás sufrir y padecer de amor por Mí; misterio que te hará santo y te abrirá las puertas del Cielo.
El misterio de la Santa Cruz fue la ciencia en la que meditaron los santos.
El misterio de la Santa Cruz fue la constante en la vida de almas heroicas que vivieron la virtud.
El misterio de la Santa Cruz es el medio para que te asemejes a Mí y me ayudes en la salvación de las almas.
La cruz, ofrecida con amor, perfuma tu corazón de mi fragante nardo.
La cruz pule y refina el alma, purifica el corazón; porque nada manchado podrá entrar en el Reino de los Cielos.
La cruz te lleva a descubrir misterio de gracia, de bendición.
Hoy te invito a que tomes la cruz de cada día y me sigas; no tengas miedo, no te dejes vencer en la mitad del camino, prosigue tu marcha, solo los cobardes retroceden, dan marcha hacia atrás.
Quiero despojarte del hombre viejo y hacer de ti criatura radiante, criatura nueva; deja atrás tus temores; el demonio siembra inquietud en tu corazón para que no respondas a la llamada que te hago: dejarlo todo por Mí; algunas veces te hará sentir que dejaste inconclusas algunas cosas allá en el mundo; otras veces sentirás que eres indispensable para tu familia, cuando Yo soy el único indispensable; otras veces experimentarás soledad, sensación de abandono; de momento creerás que no tienes las actitudes necesarias para ser mi discípulo, mi fiel esposa. Se te ha olvidado que soy Yo el que tengo trazado el destino de los hombres; por eso, acércate a Mí que te daré la fuerza que necesitas para que hagas lo mismo que hicieron los santos: lo dejaron todo por Mí y a cambio de sus sacrificios les he pagado el ciento por uno.
La cruz jamás superará tus fuerzas, acepta el sufrimiento y la prueba como una manifestación de mi amor para ti.
La cruz te hace libre, nada ni nadie te ata; desearás estar conmigo en el monte Calvario reparando por tus pecados y consolando mi agonizante Corazón.
En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, responde con sinceridad las siguientes preguntas:
¿Estás decidido a cargar con la cruz de cada día?
¿Cuáles han sido las cruces más pesadas en tu vida?
¿Te ofrecerías como víctima de amor por la salvación de tu alma y las almas del mundo entero?
Si optaste por un estilo de vida de perfección, ¿ cuáles han sido las cruces y tropiezos que has encontrado en el camino?
¿Qué efectos espirituales produce en el alma el misterio de la cruz?
Recuerda que me hice Víctima Divina por la salvación de todos los hombres, pagué con mi vida la deuda que un día contrajiste por el pecado; fui tratado como el peor de los verdugos y criminales por llamarme Hijo de Dios, por hablar de un Reino distinto a los de la tierra. Fui burlado, abofeteado; los azotes a mi Cuerpo Santísimo me produjeron heridas profundas, dolores acérrimos. Me quedé como reo de amor en todos los Sagrarios de la tierra y, aun así, permanezco solitario y abandonado.
En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, entrégame tus cruces, tus sufrimientos; quiero liberarte, regalarte un nuevo corazón para que me ames. Te concederé la gracia de aceptar la prueba como una muestra de mi amor por ti.
En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, te pido que no tengas titubeos en decirme sí.
Hazte apóstol de mi Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de mi Madre. Firma, en la presencia de los santos ángeles y de todos los santos, un pacto de amor, una alianza que te lleve a caminar por los caminos angostos y pedregosos que te llevan al Cielo, una alianza que te haga mi Cirineo en la tierra.
En este desierto de amor, en mi Sagrado Corazón, te pongo como ejemplos a mi Madre y a mi fiel discípulo Juan; ellos no se separaron de Mí ni un instante; en los misterios de mi Sagrada Pasión hicieron suyo mi dolor, mis sufrimientos.
Sube al monte Gólgota y acompáñame en mi soledad.
Sube al monte Gólgota y repara, porque muchos hombres me maltratan, me llevan de nuevo a una segunda crucifixión.
Sube al monte Gólgota para que adores mi Sangre preciosa y repares por todas las iniquidades del mundo entero.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.