Los bienaventurados
214. Los bienaventurados
19 de Febrero de 2013 (8:38 a.m.)
Te he traído a mi presencia para embellecer tu corazón, tengo tantas cosas que hablarte, tantos sentimientos para expresarte; por eso, te pido que abras tus oídos a mi voz, que abras tu corazón para que recibas mis gracias.
Necesitaba de ti; por eso suscité el deseo de venir a encontrarte a solas conmigo.
Te he llamado para que trabajes en mi viña, te he llamado para que consagres totalmente tu vida a mi servicio, te he llamado para que me respondas con generosidad y prontitud.
Estás llamado a una vida de santidad, a caminar conmigo por la calle de la amargura; te he llamado para que consueles mi agonizante Corazón y repares las injurias, ingratitudes que recibo de muchos hombres.
Quiero escuchar de tus labios, de tu corazón, un sí rotundo. No quiero pusilánimes, no quiero cobardes, no quiero indecisos que en la mitad del camino desanden el camino andado y se desvíen de mi Divina Voluntad.
Quiero hombres y mujeres arriesgados que lo dejen todo para caminar en pos de mis huellas imborrables de amor; quiero hombres y mujeres que sin Mí no saben vivir. Discierne bajo la luz del Espíritu Santo la vocación a la que te he llamado y pregúntate cuáles han sido las amarras, las ataduras que algunas veces te han impedido dejarlo todo por el Todo, vivir en un santo abandono; pregúntate si tus acciones son de mi total beneplácito y aprobación; pregúntate si aún hay parte del hombre viejo en tu corazón que no ha muerto.
Cuando llamo a un alma a la vida Consagrada, le hablo al corazón y no es completamente feliz hasta el día que responda a mi llamada.
La vocación religiosa es una gracia extraordinaria que te pide despojos, abandono excesivo en mi Misericordia; te lleva a caminar por un camino de cruz, camino de cruz en el que es completamente feliz.
Bienaventurados aquellos que han puesto su confianza en Mí.
Bienaventurados aquellos que han descubierto el camino de la Divina Voluntad y han respondido a mi llamada.
Bienaventurados aquellos que, teniéndolo todo, lo han dejado todo.
Bienaventurados aquellos que se han salido de las cosas del mundo para caminar por el camino estrecho que lleva al cielo.
Bienaventurados aquellos que, sin mirar hacia atrás, caminan hacia adelante buscando consuelo solo en Mí, queriendo dar gloria y honra a mi Santo Nombre.
Bienaventurados aquellos que, sin pensarlo, han abandonado sus familias, sus posesiones, su trabajo, han salido de sus veredas, pueblos, ciudades y países para ser mis discípulos, mis mensajeros.
Bienaventurados aquellos que no encuentran contento ni amaño en las cosas del mundo, su mirada está fija en el Cielo, su corazón anhela alcanzar la felicidad eterna.
Bienaventurados aquellos que han escuchado mi llamada y se hicieron mis discípulos.
Bienaventurados aquellos que caminaron tras de Mí sin importar el cansancio, las fatigas.
Bienaventurados aquellos que han encontrado, en mi divino Corazón, una fuente inagotable de Misericordia.
Bienaventurados aquellos que han tomado en sus manos mi diario espiritual y se recrean y gozan con mis palabras.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.