Déjame entrar en tu corazón, tengo frío
284. Déjame entrar en tu corazón, tengo frío
3 de Junio de 2013 (4:05 a.m.)
Hijo mío: déjame entrar en tu corazón, porque tengo frío; en este día, muchas almas me dejaron a la intemperie, me cerraron sus puertas y me dejaron afuera. El pecado las tiene cegadas, sus oídos están tapados a mi voz.
Por eso, te pido que levantes las manos y reces con los brazos en cruz, para que mi Misericordia Divina sea derramada sobre todos los impíos.
Sigue reparando las ofensas a mi agonizante Corazón; es una obra de amor, un gesto de ternura para conmigo.
Entiende, pequeño amado, que reparar es congraciarse conmigo, con mi palabra, con mi evangelio; reparar es habituarse a hacer mis mismas obras o las obras de los santos que ahora gozan de mi presencia en el Cielo.
Que todas tus obras sean para dar gloria y honra a mi Santo Nombre; que tus pensamientos sean mis pensamientos, que tus sentimientos sean mis sentimientos, para que así haya una fusión de amor entre tú y Yo.
[Jesús, tus palabras ensanchan mi corazón a tu amor; han calado en lo profundo de mi ser y me has seducido. Gracias te doy, porque me das la oportunidad de expresarte mis sentimientos; pero me sonrojo, ante el mero hecho de pensar que otras personas leerán este diario cuando yo soy tan pecador, tan miserable, Señor.
Quiero sentir tu Divino Corazón unido al mío; pero enséñame lo que debo hacer para que se dé esa fusión de amor de la que Tú me hablas.]
Hijo mío: lo primero que debes hacer es un reconocimiento sincero de tus pecados, sentir dolor de haberme ofendido, tomar una decisión seria en tu vida: alcanzar la santidad a toda costa.
Lo segundo es sumergirte en los ríos de agua viva y hacer una buena confesión, confesión sincera de tus faltas.
Por último, emprender el camino de la reparación y de la renuncia constante; renuncia que te lleve a apartarte de las cosas del mundo, a perder la apetencia y fascinación de lo que antes te gustaba; renuncia a dejarlo todo por Mí, a morir al hombre viejo y a nacer en el espíritu.
Por otra parte, ternura amada, no debes sentir vergüenza el día en que las almas beban de esta agua pura; porque este diario espiritual será para las almas vaso de agua refrescante en la ardiente sed, medicina en la enfermedad, oasis de paz en la fuerte tempestad.
[Amantísimo Jesús mío, no encuentro palabras para expresarte lo que siento; pero de algo sí debes estar seguro, y es que te amo, eres lo más importante en mi vida; el día en que me separara de Ti me moriría de tedio, de melancolía.
Te pido, humildemente, que hagas esa fusión de amor en mí; quiero estar unido a ti en esta vida y durante toda la eternidad.]
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.