Entrégame tu voluntad para Yo disponer de ti como quiera
285. Entrégame tu voluntad para Yo disponer de ti como quiera
3 de Junio de 2013 (2:05 p.m.)
Hoy quiero derramar en ti efusión de gracia, lluvia de amor, torrencial de Misericordia; pero necesito que seas totalmente mío, no quiero que tu corazón esté dividido.
Te pido que me entregues tu voluntad para Yo disponer de ti como quiera; ofrécete en holocausto de amor por la salvación de tu alma y las almas del mundo entero; no importa que tengas que pasar por algunas vicisitudes, no importa que tengas que sufrir, no importa que algunas veces creas que no serás capaz de cargar con el peso de tu cruz.
Solo te basta que me digas sí, solo te basta que pierdas miedo al dolor y camines en pos de mi Santa Cruz. Necesito que purifiques tu corazón y saques de él cualquier sentimiento que hiera mi Divino Corazón; necesito que te abandones por completo a Mí, que te abalances entre mis brazos para Yo ofrecerte como primicia al caer la tarde.
Necesito tu sí, rotundo y definitivo; un sí que no dé pie a dudas, a vacilaciones; es que quiero mostrarte riquezas de cuantiosa suma, tesoros del Cielo que te harán millonario en gracia, en virtud.
[Señor, Tú todo me lo has dado; tu Amor y tu Misericordia han caído sobre mí como lluvia copiosa; andaba perdido por el mundo buscando llenar los vacíos de mi corazón. Tantas veces caí, pero Tú me levantaste; era como el hijo pródigo que despilfarró su herencia, era como oveja perdida y Tú como Buen Pastor me llevaste sobre tus hombros y sanaste mis heridas.
Te entrego mi voluntad, te entrego mi vida porque te pertenece y, colocando al Cielo por testigo, me ofrezco como holocausto de amor para reparar las injurias a tu agonizante Corazón.
Tu Misericordia, tu gran Misericordia excede todo peso, sobrepasa cualquier límite; hoy te digo sí, hoy te digo que quiero ser tu esclavo; siervo, dispuesto a obedecer en todo a las órdenes de su amo. Pero me asalta un temor, el temor de no cumplirte, el temor de desviarme del camino de tu divina voluntad.]
Calla, hijo amado, sabes que podrás; con mi ayuda celestial te vencerás a ti mismo, serás capaz de llevar con amor el yugo de mi cruz; el manto de mi Misericordia se ha extendido sobre ti, porque eras oveja perdida y te he encontrado; divagabas por el mundo y salí a tu paso, me hice el encontradizo; porque tu alma corría el riesgo de perderse, y así como he tenido compasión de ti, tengo compasión de todas las almas pecadoras.
Préstame tu corazón para hablarte, préstame tus manos para que escribas mis palabras y las transmitas al mundo entero.
El tiempo que estás viviendo es el tiempo de la reparación, porque la copa de mi Corazón rebosa en su justa cólera; los hombres se han distanciado de Mí y caminan en la holgura del mundo.
Déjame crucificarte, hijo mío, para descansar en ti; no temas, que en los momentos de mayor dolor y sufrimiento, te daré a beber néctar del Cielo; no temas que, en el mayor momento de perplejidad y confusión, te enviaré santos ángeles para que te guarden en tus caminos.
[Aquí estoy, Señor, dispuesto a aceptar el sufrimiento y a cargar con la cruz que quieras enviarme. Aquí estoy, Señor, entregándote por completo todo mi ser; eres el dueño de mi vida, has robado mi corazón, me has cautivado; tus palabras despiertan mi alma a sufrir por amor. Eso sí, te pido que me des fuerzas el día que mire hacia atrás y quiera desandar el camino andado. Te pido que no permitas que sea causa de sufrimiento y dolor para tu amantísimo Corazón.]
Tomo tu ofrecimiento en este día; te guardo en mi Sagrado Corazón para prepararte en el camino de la cruz, en el camino de la prueba. No tengas miedo, te sostendré entre mis brazos cuando estés a punto de caer; te hablaré al oído, derramaré efusión de gracia el día que la tentación te quiera sacar de mi camino. Eres víctima de mi Sagrado Corazón y, como tal, en algunos momentos te daré a beber del cáliz de la amargura.
Escribe para mi diario espiritual, porque algunos pecadores volverán a Mí por medio de estos escritos; algunos pecadores llorarán, me buscarán para pedirme perdón; algunos pecadores repararán sus faltas y serán mis pequeños pararrayos en la tierra.
Mira, hijo mío, que vale la pena que te desgastes en mi obra; mira, hijo mío, que vale la pena que sufras y padezcas en silencio; mira, hijo mío, que vale la pena que te consumas y ardas en celo por la gloria de mi Nombre.
Ni siquiera después de tu muerte, después de tu partida de esta tierra a una de mis moradas, dejarán de hablar de Mí; porque este diario espiritual será herencia del Cielo para una humanidad que agoniza en el desamor; será herencia del cielo para muchísimas almas extraviadas que han regresado a Mí.
[Amado Jesús mío, me es imposible contener mis lágrimas, porque tu amor ha rebosado cualquier medida; heme aquí, dispuesto a padecer y a dar mi vida, si fuese necesario, por Ti; heme aquí, penetrando en tus misterios divinos, misterios que me llevan a amarte con amor frenesí; heme aquí, queriendo ser un buen discípulo de tu escuela paternal; gracias por tus palabras, gracias por tus consolaciones de amor.]
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.