Haz actos de reparación y sana mis heridas

281. Haz actos de reparación y sana mis heridas

2 de Junio de 2013 (2:05 a.m.) 

Hijo amado, quería tenerte a mi lado; por eso robé parte de tu sueño, suscité en tu corazón el deseo de venir en pos de Mí; sabías que en la capilla de reparación te esperaba, porque tengo algunas cosas para decirte, un lamento profundo brota de mi agonizante Corazón.

En esta noche de sábado, he sido martirizado, mi Sagrado Cuerpo ha sido terriblemente azotado, porque muchas almas se han dejado seducir por Satanás y han caído en pecados graves; por eso, te he llamado para que con algunos actos de reparación sanes mis heridas, seques mis lágrimas, porque no puedo detener mi llanto.

[Agonizante Jesús mío, infinitas gracias te doy por llamarme en esta noche para consolar tu sufriente Corazón; si quieres descarga en mí parte de tu dolor y descarga tu justa cólera sobre esta criatura que también te ha ofendido y cruelmente lastimado.

¿Qué quieres que haga por ti, amado Jesús mío, en este instante? Quiero menguar tu sufrimiento, quiero enjugar tu divino rostro maltratado por los pecados de los hombres.]

Póstrate en mi presencia Eucarística y pide perdón al Padre Eterno por estas almas impías que no saben lo que hacen, por estos pobres hijitos míos que se han hecho cómplices del mismo demonio; extiéndete, pues, sobre el suelo y clama misericordia para todos los pecadores del mundo entero.

[Una vez terminados algunos actos de reparación, Jesús me dijo:]

Hiciste bien en rezar el rosario de las santas llagas; rosario que enseñé a Marte Chambón, monja de uno de los monasterios de la orden de la Visitación. Te pido a ti, hijo mío, que lo enseñes a tus discípulos, porque esta oración es bálsamo eficaz que sana las múltiples heridas de mi Cuerpo santísimo.

Agustín, hijo amado, como apóstol de la reparación extiende mis ruegos de amor por el mundo; despierta, en el corazón de tus hermanos, el deseo de reparar por sus pecados porque la reparación es remedio al sufrimiento de los Sagrados Corazones unidos y traspasados, porque el Corazón Inmaculado de mi Madre y mi divino Corazón están unidos en un mismo amor y traspasados por un mismo dolor.

[Señor, no soy merecedor de recibir tantas gracias; dame la fuerza para responderte y la sabiduría para no ser engañado y ofenderte, porque Tú sabes que te amo, eres Dios de Misericordia que has tenido compasión de este pobre pecador.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.