Necesitaba verte, une tu corazón al mío
279. Necesitaba verte, une tu corazón al mío
21 de Mayo de 2013 (4:25 p.m.)
Necesitaba verte; por eso te hablé al corazón, te propicié este momento; momento para que descanses en Mí, momento para que eleves tu espíritu en adoración y alabanza, momento para que unas tu corazón al mío; pero repara, hijo amado, porque permanezco solitario y abandonado en los Sagrarios del mundo entero. Llamo a muchos de mis hijos a la adoración y reparación eucarística, pero mi voz cae al vacío, mis palpitaciones de amor se pierden en el tiempo y en el espacio. Por eso te pido que me adores, que fijes tu mirada en Mí, solo en Mí. Llévate mi dolor, el sufrimiento que me causan los pecadores, consuela mi agonizante Corazón.
{Heme aquí, amante Jesús mío, queriendo menguar tu soledad en el Sagrario, queriendo llevarme tu dolor y tu tristeza; si quieres descarga sobre mí parte de tus sufrimientos, no quiero verte llorar y mucho menos padecer por la ingratitud de los hombres. Toma mi oración como bálsamo de amor que sane tus heridas; quisiera gritarle al mundo entero que Tú estás vivo.}
Ve y trae a ésta, mi guarida de amor a las almas, porque tengo sed; ardiente sed de ser amado y adorado por los hombres en el Santísimo Sacramento; camina y lanza las redes en alta mar y haz una pesca abundante; ayúdame en la salvación de las almas.
{Señor, Tú conoces mis pecados y debilidades; aún no he comprendido que hayas puesto tu mirada en mí, cuando tantas veces te he ofendido.}
Tantas veces te lo he repetido: mi Corazón sobreabunda en Misericordia; cada vez que vienes hacia Mí con un corazón contrito y humillado, te perdono, te declaro libre e inocente; cómo no amarte a ti y a todos los hombres, si he pagado alto precio para redimir al género humano del pecado.
{Jesús, encanto de mi alma, Tú todo lo has hecho por mí y yo no he hecho nada por Ti; qué mal he correspondido a tu amor, te he prodigado migajas de amor; dame la gracia de entregarme a Ti sin reserva, haz que Tú seas el único aliciente en mi vida, enamorarme aún más de Ti.}
¿Qué crees, cómo tomas mis palabras? Son efusión de gracia, torrencial de Misericordia para ti y para todas las almas que meditan en este diario espiritual; tú, al igual que todos mis hijos, sois débiles, pequeños, necesitáis de mis cuidados.
{¡Ah, Jesús! Tus palabras son dulce miel, refrigerio para mi alma; pero por momentos llega el desaliento, el desánimo; el mundo absorbe, atrapa. Guárdame en tu divino Corazón para ser protegido del acecho del maligno.}
Recuerda, pedacito de mi Corazón, que debes estar en el mundo, pero sin ser del mundo; tu fe ha de asemejarse al roble, no te dejes tambalear de un lado para otro. Me buscaste y me dejé encontrar, te he otorgado el privilegio de intimar conmigo en el Sagrario; has comprendido que no soy un Dios de muertos; el amor que he derramado en tu corazón ha de ser oxígeno para tu espíritu, combustible que te lleve a caminar en pos de Mí.
{Jesús mío, me has hablado al oído y tus palabras me han seducido, Señor, son como un imán que me atrae; por eso, heme aquí postrado ante tu presencia celestial dispuesto a amarte, a adorarte, porque como Dios te lo mereces todo. }
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.