Quiero ser el Rey en tu vida

277. Quiero ser el Rey en tu vida

21 de Mayo de 2013 (7:00 a.m.) 

Hijo amado, escribe, déjame plasmar en tu corazón mis palabras; es que quiero hacerles ver a todos mis hijos las riquezas que contiene mi Sagrado Corazón; Sagrado Corazón que es manantial de gracia y de misericordia para los pecadores, Sagrado Corazón que es oasis de paz para todos aquellos de corazón agitado, turbado; Sagrado Corazón que es fuente de bendición para toda la humanidad.

Tú que, por gracia divina, has puesto tu mirada en este escrito descendido del Cielo, te pido que adores y repares mi Divino Corazón, porque no todos los hombres me aman, no todos los hombres me aceptan como su Señor, no todos los hombres viven mi Evangelio.

Hoy te pido, a ti, que vengas hacia Mí con un lienzo blanco en tus manos y seques mis lágrimas, recojas algunos coágulos de sangre adheridos a mi Divino Rostro y adores mi Sangre preciosa.

{Señor, no soy digno de que me hayas llamado a hacer lo que un día hizo Verónica; pero heme aquí con mis ojos Llorosos, con mi corazón compungido de dolor; porque yo también te he herido, te he maltratado. Apenas estoy comprendiendo que tu Divino Corazón es un océano infinito de Misericordia; pero dime, amado Jesús mío, ¿ qué he de hacer para que todos los hombres te amen y te adoren?.}

Lo que debes hacer, pequeñín mío, es contarle al mundo que estoy vivo, que mi Corazón palpita en la Hostia Consagrada; que no tuve en cuenta tu miseria, tu pecado y te llamé, pronuncié tu nombre. Te elegí para que hablaras de mi Misericordia, gran misericordia para con el pecador.

Puedes ayudarme, además, con una predicación silenciosa, es decir, que los hombres noten en ti un cambio, una transformación espiritual; es que andabas por caminos equivocados, torcidos, y Yo mismo he enderezado tus sendas. Regálame parte de tu tiempo, porque la soledad en el Sagrario me abruma; discúlpame que hoy haya cambiado tus planes, es que necesitaba de ti en esta mañana.

{Señor, soy yo el que te pide perdón; porque muchas veces me has hablado al corazón y tu voz ha caído al vacío, muchas veces me llamabas a hacerte compañía en el Sagrario, pero te dejaba para el último momento del día cuando ya estaba cansado, y te regalaba migajas de oración, migajas de cariño. Mil y mil veces te pido perdón.}

Ya te he perdonado, he muerto en una cruz para saldar la deuda de tus pecados; solo haz el propósito de ser mi esclavo de amor, apóstol de mi Sagrado Corazón.

{¿ Y, cómo Señor?}

Convirtiéndote de corazón, haciendo el propósito de no ofenderme más, acogiendo con amor mi gran regalo de Misericordia para con toda la humanidad.

{Nos has dado tanto, Señor, todo lo hemos recibido de ti; pero, ¿ cuál es ese regalo, ese gesto de Misericordia Divina?}

El Apostolado de Reparación, hijo amado; con estas oraciones consuelas mi agonizante Corazón, contribuyes para que el reinado de mi Sagrado Corazón se extienda por toda la tierra.

{Señor, gracias te doy en este día por tus palabras, por tus mimos; quiero ser tu esclavo, tu siervo; quiero ser un buen apóstol de tu Sagrado Corazón.

Veo a Jesús que sonríe, está vestido de Rey; sobre su cabeza tiene una corona de oro y en cada punta una perla, una piedra de distinto color; en sus manos tiene un cetro; lleva puesta una capa color vino tinto con bordes dorados, una túnica blanca; en su cintura tiene un cordel dorado.}

Hijo mío, quiero ser el rey en tu vida; quiero hacerte príncipe o princesa de mi reinado, quiero entregar en tus manos mi cetro de oro. ¿Quieres aceptar mi invitación de amor en este día?

{Cómo no decirte sí, si eres mi amo y Señor; cómo no postrarme a tus divinos pies, si eres el Rey del Universo, el dueño y Señor de mi vida; te pertenezco, gobiérname como Tú quieras; eso sí, dame la gracia de cumplir todo aquello que Tú me pidas.}

Te lo concederé, porque veo que tu corazón está dispuesto; te haré tan dócil como las hojas de los árboles se mueven al compás del viento; pero algo te pido: no peques, no te dejes contaminar por el mundo, vigila, ora; porque el demonio ronda sobre ti para devorarte, destrozarte.

{Dame la gracia, Señor, de guardar mis sentidos, de conservar puro mi corazón; dame la gracia, Señor, de percibir e identificar la presencia del enemigo. Mil y mil gracias te doy por ser un buen Padre para mí. Tus consejos, tus lecciones de amor me llevan a un encuentro personal contigo.}

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.