Hoy, déjate amar por Mí, desahógate en Mí
340. Hoy, déjate amar por Mí, desahógate en Mí
25 de Julio de 2013 (3:25 p.m.)
[Señor, hablaste en lo profundo de mi corazón y me llamaste, sentí que rayos de luz penetraron en mi interior y no hallé contento basta llegar a Ti.
Mira el estado en que se encuentra mi corazón, solo Tú lo conoces, sabes mis luchas, mis caídas. Tantas veces has escuchado de mis labios un «te amo»; tantas veces te he hecho promesas, pero lo peor de todo es que esas promesas, algunas veces, se las lleva el viento; Tú conoces mi debilidad, sabes de mis cansancios; pero aquí estoy, a pesar de todo, queriéndote servir, dispuesto a darlo todo por Ti.]
Te llamé y me escuchaste, te hice sentir mi amor desbordado y por eso llegaste al Sagrario, a mi tabernáculo de amor divino. Quería verte, quería ver cómo tu mirada se levanta hacia Mí; es que tu mirada basta, no necesitas hablarme porque todo lo sé de ti; hasta aquellas palabras que no han salido de tus labios ya las conozco; hoy déjate amar por Mí, deja que te guarde en mi Divino Corazón, porque tienes a tu alrededor enemigos que intentan desplomarte, sacarte del camino que te lleva a la santidad; déjame esconderte y hacerte invisible frente a los espíritus del mal. Desahógate en Mí, abandónate en mi Divina Voluntad y verás la gran obra que puedo hacer en ti.
[Señor, quiero abandonarme totalmente en Ti; quiero perderme en lo profundo de tu Sagrado Corazón y eclipsarme de amor, suspirar de amor por Ti; quiero dejarlo todo porque Tú sí que eres el todo en mi vida; pero el desaliento a veces me lleva a un letargo espiritual; las dudas, las vacilaciones algunas veces me llevan a mirar hacia atrás y a pensar en lo que be dejado cuando estoy convencido de que te amo, cuando estoy convencido de que tu amor es incomparable al amor humano, cuando sé que tu Misericordia no tiene límites.
Aquí estoy, Señor, queriendo ser caudillo de tu Amor Divino.}
Mira las hojas de oro que sostengo entre mis manos, mira el corazón que he pintado para ti, mira tu nombre, mira mi nombre traspasados por un flechazo de amor; es que te amo.
Jesús, yo también te amo, me sedujiste, Señor; pero enséñame a no vacilar en mi camino, dame la fuerza que necesito para caminar tras de Ti, así tenga que sufrir y padecer; dame la fuerza para cortar con todo apego así me duela, así tenga que llorar.]
La fuerza te la doy en la medida en que sepas abrir tu corazón para recibir mis gracias; la fuerza te la concedo en la medida en que te dejes moldear por mis manos como arcilla blanda en las manos del alfarero. Solo escudriña en mis misterios, conoce más de Mí para que te enamores más de Mí.
Entiende, hijo amado, que mi amor es incomparable al amor de cualquier criatura; todo lo perdono, no quiero reprocharte las cosas que hiciste en un pasado; porque, ¿sabes?, aquel día en que lloraste tus pecados y te dolía tu corazón por haberme ofendido y acudiste de inmediato a purificar tu corazón en el sacramento de los ríos de la gracia, arranqué del libro de tu vida aquellas páginas que sabía te producirían melancolía y temor, vergüenza, el día en que estés cara a cara conmigo en la eternidad. Pero hoy quiero darte a probar mi Amor, mi Misericordia, porque te amo.
[Eres un loco del amor, Señor; gracias, porque me permites escribir en tu diario espiritual tus palabras; gracias, Señor, porque sé que muchos de mis hermanos se acercarán a Ti, conocerán más de Ti. Gracias, Señor, porque estás vivo, has resucitado. ]
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.