Acompáñame en el Sagrario, no me dejes solo

429 . Acompáñame en el Sagrario, no me dejes solo

13 de Noviembre de 2013 (7:29 p.m.)

Mírame, me he quedado en el Sagrario por amor a ti y por amor a todos los hombres; mírame, me he vestido de sencillez, de humildad en la Hostia consagrada; mírame cómo desprendo rayos de luz de mi Sagrado Corazón, es que no puedo contener tanta alegría; tu presencia mengua mi soledad, tu presencia mengua mi sufrimiento. Te necesito en el tabernáculo de mi Amor Divino, no me dejes solo, hazme compañía.

Escribe para mi diario espiritual, debo llegar al corazón de mis hijos. Por eso, utilizo un lenguaje de amor; por eso, le manifiesto a toda la humanidad el océano de Misericordia que contiene mi Corazón.

Escribe para mi diario espiritual, servirá de medicina para todos aquellos que están enfermos del espíritu.

Mi diario espiritual arrasará con la turbación de espíritu, porque mis palabras descenderán en cada corazón como susurros de brisa suave. No te canses, préstame tu corazón para hablarte; sé mi portavoz del Cielo en la tierra; déjate guiar por Mí, déjate conducir, entrégame tu cansancio, tu fatiga y ve a los lugares donde te envíe; háblale al mundo entero de mi Misericordia, de la urgencia de la reparación; cuéntales que soy maltratado, cruelmente flagelado por los pecados de muchísimos de mi hijos; muéstrales esta reserva de amor y de gracia.

[Señor, haré lo que Tú me pidas, pero soy débil, temeroso; quisiera ocultarme para no ser visto. Jesús, dame fuerzas porque por momentos el cansancio y la fatiga intentan paralizarme. Llévate mis temores e infunde en mi corazón confianza excesiva en Ti.]

Solo te basta mi gracia, necesito de tu disponibilidad para yo actuar de acuerdo a mi Divina Voluntad. No temas, yo pondré palabras en tus labios, mociones en tu corazón.

Sé lápiz desgastado entre mis manos; recuerda que este diario espiritual no va escrito para ti, va escrito para toda la humanidad. Solo préstame tu voz, déjame entrar en tu corazón para descansar. Ve, corre tras la oveja perdida y tráela a mi rebaño.

[Iré adonde Tú me envíes, Señor; pero defiéndeme, guárdame en tu purísimo Corazón; encárgate, Tú, de hacer llegar este diario espiritual a los sencillos, a las almas que verdaderamente lo valoren.]

No te preocupes, son fatigas inútiles; enviaré a los santos ángeles para que lo lleven hasta los lugares más apartados, más escondidos. Estoy formando apóstoles de mi Sagrado Corazón y, por ende, apóstoles del Inmaculado Corazón de mi Madre.

Hoy, repara, haz algunos sacrificios de amor; me valgo de ti, de tu pequeñez, de tu nada.

Si este libro ha llegado a tus manos, es porque he tenido misericordia para contigo. He seguido tus pasos, he vigilado tus sueños. Haz el propósito de caminar guiado por mis leyes, por los principios de mi Evangelio; haz silencio y escucha mi voz; deja que tome tu corazón y lo una al mío; entrégame tus preocupaciones, háblame con sinceridad de corazón. ¿Qué quieres que obre y que haga por los tuyos? Ellos también necesitan de mi Amor, de mi Misericordia. ¿Qué ataduras te impiden llegar a Mí en libertad? ¿Qué recuerdos de tu pasado te han marcado, han dejado huellas imborrables en tu alma? Solo pídeme que te dé un corazón nuevo; solo pídeme que te sane interiormente, que limpie tus recuerdos.

¡Ah! Muchos de mis hijos no acuden a Mí, acuden y confían más en los hombres. Pobres de estas almas que han puesto su confianza en las criaturas, cuando yo todo lo doy, todo lo hago.

En este instante, dóname tu vida como ofrenda de amor, te presentaré a mi Padre Eterno; en este instante, déjame actuar en tu vida; muchos años de tu vida fueron perdidos; el mundo te tenía absorto, atrapado, pero yo te salí en la mitad del camino; sin tú saberlo y quizás sin sentirlo, algo grande estaba obrando en ti.

[Señor, cómo no expresarte mi amor, cómo no agradecerte por tu bondad, por tu Misericordia; siendo pecador me llamaste, estaba ciego; pero has dado luz a mis ojos; yacía en un sepulcro, me tomaste con tus manos y me rescataste. Heme aquí, suplicándote perdón; no tengas en cuenta mis maldades, iniquidades; solo quiero reparar todo el mal que te he hecho. Con mis sacrificios quiero sanar las heridas de tu Cuerpo santísimo.

Gracias por tu derroche de amor, por tu Misericordia.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.