Quiero mostrarte el camino de la virtud
430 . Quiero mostrarte el camino de la virtud
14 de Noviembre de 2013 (9:32 a.m.)
Hoy, quiero expresarte todo el amor que te tengo; hoy, quiero hacerte sentir que estoy vivo porque he resucitado, me he quedado en todos los Sagrarios de la tierra, pensando en ti y en todos los hombres.
Hoy, quiero arrancar de tu corazón malezas que impiden que crezcan las semillas que he sembrado dentro de ti.
Hoy, quiero darle brillo a tu alma; iluminar tu camino para evitar que tropieces y caigas.
Hoy, quiero llenar tu corazón de paz; paz que los hombres jamás te podrán dar.
Hoy, quiero susurrarte en tu oído Mi "te amo".
Hoy, quiero hacerte sentir que no estás solo, jamás has estado solo; he caminado contigo, te he tomado de mis manos paternales cuando he visto que has estado en alto riesgo de perderte, de caer al abismo, al descampado.
Hoy, quiero estrecharte entre mis brazos para que los latidos de mi Sagrado Corazón eleven tu espíritu a la alabanza, a la contemplación.
Hoy, quiero darte la oportunidad de experimentar mi amor.
Hoy, si quieres, póstrate a mis divinos pies y llora tus pecados, enjúgalos con tus lágrimas.
Hoy, he salido a tu paso, así como un día me dejé encontrar por María Magdalena; ella no pudo resistirse a mi amor, a mi ternura; su corazón fue quebrantado por mi voz, por mis palabras y lloraba amargamente sus pecados; emprendió el camino de la penitencia, de la mortificación, de la reparación, supo escabullírsele al mundo, supo cortar de raíz con sus pecados, se hizo mi fiel discípula; ella es un gran ejemplo para las almas reparadoras.
Hoy, quiero invitarte para que bajes del árbol donde estás trepado, así como invité a Zaqueo a bajarse de aquel sicomoro; hoy te invito a que me dejes hospedar en tu casa; cenaremos juntos, derretiré tu corazón de amor, sentirás el deseo de alcanzar una conversión perfecta y transformante; sentirás el deseo de reparar por tus pecados; nacerás de nuevo, me sentirás, me experimentarás.
Hoy, quiero tomar el cántaro vacío de tu corazón y sumergirlo en las fuentes de mi Divino Corazón; quiero rebosarlo del agua de mi amor y de mi ternura.
Hoy, quiero arrancar de tus ojos escamas que impiden verme, para que así puedas apreciar con mayor nitidez y claridad mi presencia en la Hostia Consagrada, mi presencia en el Cielo tapizado de azul o tachonado de estrellas, mi presencia en cada hermano.
Hoy, quiero mostrarte el camino de la virtud; despójate del hombre viejo, revístete con la túnica de la santidad; pon en tu cintura el cíngulo de la castidad, de la fidelidad a mi Evangelio; calza tus pies con las sandalias de la penitencia, de la rectitud de vida.
Hoy, quiero quitar el barro de tu vida; quiero aplicar óleo bendito en las heridas de tu corazón, porque hay recuerdos que te llevan a la tristeza; hay recuerdos que te llevan a la turbación de espíritu; hay recuerdos que te llevan al cuestionamiento, al miedo.
Hoy, quiero darte libertad, verdadera libertad; porque eras esclavo del demonio, del mundo y de la carne, de falsos dioses que te habían separado de Mí; falsos dioses que te llevaron a caminar por caminos laxos, amplios y espaciosos; falsos dioses que pusieron entre tú y Yo una valla. Hoy, quiero hablarte de mi Madre; Ella supo hacer de su vientre Sagrario vivo, tabernáculo caminante; Ella fue dócil a la acción del Espíritu Santo;
Ella se humilló ante Dios y se hizo su esclava, discípula dispuesta a hacer de su vida ofrenda eterna de amor; Ella aleja de ti al enemigo; si pides su intercesión y protección fortalecerá tu espíritu en la tentación; Ella, la bienaventurada siempre Virgen, perfumará tu corazón con la fragancia de la santidad; Ella te ocultará en su Inmaculado Corazón y te defenderá de las acechanzas del demonio.
Hoy, quiero hablarte de mi Misericordia divina, Misericordia que jamás se acabará; más fácilmente puede secarse el agua del mar o del océano, más fácilmente podrá perder el brillo el sol o los destellos la luna, más fácilmente podrá teñirse de gris los paisajes más hermosos, más pintorescos, que mi Misericordia para con el pecador.
Hoy, quiero tomar el barro blando de tu vida; eres frágil y quiero darte consistencia, finura para que los vientos fuertes, que soplen sobre ti, no te desplomen.
Hoy, quiero llenar los vacíos de tu corazón; vacíos que te han llevado a mendigar amor, a suplicar cariño, a buscar en las criaturas consuelo; vacíos que te han llevado a cometer múltiples errores en tu vida.
Hoy, quiero darle sentido a tu vida; soy el elixir de tu existencia, soy la brújula que te guía al puerto seguro de mi Sagrado Corazón.
Hoy, quiero adentrarte por la herida abierta de mi Sagrado Costado y hacer que llegues a mi Divino Corazón para que descanses en Mí y recobres fuerzas; porque tu misión en la tierra aún no ha terminado.
Hoy, quiero darte la oportunidad para que hables de corazón a corazón conmigo. ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Cuál es la necesidad más apremiante de tu vida? No te irás con tus manos vacías, una gracia descenderá del Cielo sobre ti.
Hoy quiero escuchar de tus labios un "te amo"; dime que me necesitas.
Hoy quiero despertar en ti deseos de silencio; silencio en el que escuches mi voz; silencio en el que te embriagues de amor, eclipses tus sentidos; silencio en el que pierdes contacto con el mundo y eleves tu espíritu al Cielo.
Hoy he suscitado en tu corazón el deseo de escuchar mi voz y de sentirme a través de este, mi diario espiritual.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.