Déjame obrar en tu vida un prodigio de amor

420 . Déjame obrar en tu vida un prodigio de amor

30 de Octubre de 2013 (1:58 p.m.)

Hijo amado, te he llamado para que seas siervo reparador de mi Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de mi Madre; te he llamado a dejarlo todo, absolutamente todo por Mí. Déjame pulir tu alma, darle perfección; déjame obrar en tu vida un prodigio de amor.

Tu vocación es una vocación de servicio; recuerda que vine al mundo para servir y no para ser servido.

Tu vocación te debe desarraigar por completo de las cosas del mundo; pierde el encanto por los placeres fugaces, aspira poseer los bienes del Cielo.

Un siervo reparador guarda sus sentidos, conserva actitud de recogimiento; porque su corazón está unido al mío, su mirada está puesta en las cosas del Cielo.

Un siervo reparador cumple con el oficio de los santos ángeles; me alaba, me adora, me glorifica; su vida de santidad me lleva a derramar torrenciales de gracia y de Misericordia Divina.

Un siervo reparador sabe guardar silencio exterior e interior; sus oídos están siempre abiertos para escuchar mi voz; su corazón está disponible para darme albergue. Un siervo reparador se esfuerza diariamente en alcanzar la virtud; porque ha muerto al hombre viejo, ha cortado de raíz con sus pecados, ha empezado un proceso de conversión perfecta y transformante.

Un siervo reparador alimenta su espíritu con la oración, oxigena su alma con la mortificación y penitencia.

Un siervo reparador destruye sus vicios, defectos; abandonado en mi Misericordia emprende el camino de la santidad.

Un siervo reparador está siempre abierto a la corrección fraterna; corrección fraterna que es necesaria para su crecimiento espiritual, para la adquisición de la virtud.

Un siervo reparador atrae sobre sí y sobre la humanidad mi Misericordia; su oración continua y persistente en el Sagrario embellece su alma, perfuma su corazón con la fragancia de los santos ángeles.

Un siervo reparador hace de su vida un acto continuo de inmolación y de sacrificio, abraza en plenitud el misterio de la Santa Cruz, aprovecha el raudal de bendición que trae consigo el sufrimiento.

Un siervo reparador persevera en la vocación a la cual fue llamado; está convencido que su vocación es una muestra más de mi Amor y de mi Misericordia.

Un siervo reparador es testimonio de vida en el lugar donde le he plantado; mi Evangelio, mi palabra, lo lleva escrito en su corazón con letras de oro.

Un siervo reparador es un anunciador de la buena nueva, un pregonero de la Misericordia Divina que contiene mi Sagrado Corazón.

Un siervo reparador es un testigo fiel de que verdaderamente estoy vivo en todos los Sagrarios de la tierra.

Un siervo reparador se hace peregrino en la tierra ansiando habitar en una de las moradas eternas.

Un siervo reparador hace de su vida una ofrenda de amor; no actúa por sí mismo, se mueve de acuerdo a mi Divina Voluntad.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.