Mi Sagrado Corazón es puerto seguro en medio de la tempestad

414 . Mi Sagrado Corazón es puerto seguro en medio de la tempestad

22 de Octubre de 2013 (11:34 a.m.)

Hijo mío, mantente despierto; porque en la medida que avancen las horas irás sintiendo sed ardiente de Dios, deseos insaciables de servirme, anhelos de dejarlo todo por Mí. Acude al Sacramento de los ríos de la gracia; quiero purificar tu corazón, quiero perfumarlo con la fragancia de los santos ángeles, quiero transfigurar todo tu ser y hacer de ti hombre nuevo, criatura nueva.

Medita, por un instante, en las cosas del mundo. ¿Qué deja en tu corazón el pecado? ¿Será que verdaderamente en el mundo sí encuentras la felicidad, la paz que tanto ansías? ¿Será que las cosas del mundo te dan plenitud, gozo en el alma? ¿Será que las cosas del mundo te llevan a la salvación, a adquirir una de las moradas de mi reino? ¿Será que las cosas del mundo te hacen feliz?

Hijo amado, conozco tus pensamientos; tus emociones son mis emociones; aún sin pronunciar una palabra ya las conozco; sé que piensas como yo pienso; mis enseñanzas son antiguas, pero a la vez actuales; cielo y tierra pasarán, pero, mis palabras no pasarán. Sé que estás de acuerdo conmigo y deduces que las cosas del mundo esclavizan a los hombres, los subyuga, les coarta la libertad y los separa de Mí; las cosas del mundo han llevado a la perdición a infinidad de almas; las cosas del mundo han llevado a la ruina y bancarrota espiritual a muchísimos de mis hijos. Y a ti, apóstol de mi Sagrado Corazón, te pido que estés en el mundo, pero sin ser del mundo; no te comportes como los que son del mundo; compórtate como hijo de la luz, como hombre nuevo. 

Me has conocido, te he seducido, ya no eres el mismo; por eso, adéntrate en lo profundo de mi Sagrado Corazón; es puerto seguro en medio de la tempestad; no temas de que vientos fuertes soplen sobre ti; no temas de que lluvias impetuosas, por momentos, te hagan tambalear como si fueses a desplomarte o a caer de bruces sobre el suelo; no temas, yo estoy contigo para defenderte.

En esta vigilia de reparación, te pido que te arrepientas de tus pecados, no me hieras más; muchas veces he llorado por ti porque has estado en alto riesgo de condenarte. 

Acércate a Mí, déjate abrasar por las llamas de mi Amor Divino; quiero calcinar y hacer cenizas tus pecados, maldades e iniquidades. 

Acércate a Mí y pídeme perdón que te lo daré en abundancia.

[APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN:

Jesús, tus palabras son bálsamo de paz para mi corazón herido; tus palabras me animan a amarte más, a cortar de raíz con las cosas del mundo; ya no quiero ofenderte pero aún siento que hay algunas cosas en el mundo que me atraen; soy tan débil, Señor; dame la fuerza que necesito para caminar por caminos angostos y pedregosos que me lleven a un encuentro personal contigo; dame la fuerza que necesito para resistir a la tentación y vencer al demonio; dame la fuerza que necesito para mantenerme en estado de gracia y saber abrazar tu cruz, saber corresponderte con amor y con generosidad porque tu Misericordia es infinita, no tiene límites.

Perdóname, amantísimo Jesús mío, por mis extravíos, por mis pecados. Haz que esta vigilia de reparación sea una oportunidad de encuentro contigo; ilumina mi conciencia, muéstrame aquellas faltas que te hieren, dame el valor de decirle no al mundo; dame la audacia de ser apóstol de tu Sagrado Corazón y luchar, en medio de la batalla, convencido del triunfo, de la victoria. Ayúdame a sumergirme en lo profundo de tu Sagrado Corazón, porque como puerto seguro en medio de la tempestad me sentiré protegido, auxiliado por miríadas y miríadas de santos ángeles. Nada ni nadie podrá hacerme daño, porque Tú estás conmigo y yo estoy contigo.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.