En el Sagrario te fortaleceré

255. En el Sagrario te fortaleceré

18 de Abril de 2013 (7:12 p.m.) 

Hijo mío: escribe, porque quiero hablarte del misterio de la cruz; misterio que te abre las puertas del Cielo y te lleva al disfrute y gozo eterno; misterio que lo comprenderás en plenitud el día que estés cara a cara conmigo y te pida cuenta de los talentos que te haya prestado.

El misterio de la cruz es una gracia, una dádiva del Cielo que te asemejará a los santos ángeles. Por eso, aseméjate a Mí; no cuestiones mis designios divinos el día que quiera probarte, acrisolarte como a oro y plata; tan solo bebe del cáliz de la amargura en paz, en completo abandono; solo camina y mira siempre adelante sin protestar, sin renegar por el peso de la cruz.

La cruz, galardón de oro, que te lleva a escalar la cúspide de la santidad.

La cruz, escalinatas de oro, que te ascienden gradualmente en virtud.

La cruz, perla preciosa de gramaje sin igual, que te lleva a morir al hombre viejo y nacer en el espíritu.

La cruz, bienaventurado madero en el que fue extendido mi Cuerpo santísimo para redimir al género humano y liberarlo del pecado.

Hoy, sumérgete en mi Corazón; quiero que experimentes mi amor y pruebes de las delicias del Cielo.

Hoy, confía más en mi Misericordia; no dejes que la duda o la inquietud aniden en tu corazón, ya que Yo tengo un designio divino trazado en tu vida.

Hoy, déjame que te hable al oído y entrégame tus angustias, tus preocupaciones. Algo grande haré en ti, escucharé tus ruegos, la paz invadirá tu espíritu y recobrarás la calma.

Hoy, permíteme ser luz en tu camino; déjate conducir por la vía estrecha que te lleva al Cielo.

Toma este momento de prueba como una oportunidad que te doy para que abraces mi cruz, para que te pongas en el lugar de los que sufren e intercedas por ellos. Por eso, haz unos sacrificios de amor y líbrate de la desesperación, y sumérgete en el océano infinito de mi amor; no estás solo; te enviaré cruces que seas capaz de soportar, de aguantar.

En el Sagrario te fortaleceré, en el Sagrario me sentirás y te embriagarás de amor; en el Sagrario verás cómo las puertas del Cielo se te abren; en el Sagrario escucharás los latidos de mi Corazón Eucarístico, porque estoy vivo, he resucitado.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.