Fuiste creado a mi imagen y semejanza

292. Fuiste creado a mi imagen y semejanza

6 de Junio de 2013 (2:00 a.m.) Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote

[En medio de fuertes dolores en mi cuerpo, Jesús me dice:]

Te ha llegado la hora de trenzar la corona de tu martirio, porque es necesario que sufras en tu cuerpo y en tu alma para que lentamente purifiques todo tu ser; porque es necesario que te parezcas a Mí, ya que fuiste creado a mi imagen y semejanza.

[Agonizante Jesús mío, heme aquí ofreciéndote mi malestar y enfermedad. Toma este dolor en mis piernas como reparación a los malos pasos que he dado en mi vida, porque sé que muchas veces estuve en peligro de caer al precipicio pero Tú me rescataste, Señor; me enviaste santos ángeles para que guiaran mi camino.]

Hijo amado, el dolor en tu cuerpo no es ni el más mínimo dolor que experimenté en mi Sagrada Pasión; mi Cuerpo Santísimo se encontraba demolido, herido por los azotes en la flagelación; mi Divino rostro estaba irreconocible, porque muchos verdugos me golpearon sin misericordia. 

[En la medida en que Jesús me hablaba, cada vez le sentía más cerca y pude ver cómo se encontraba el Señor en el altar, completamente herido y lastimado.]

Así me tienen los hombres en mi nuevo Getsemaní, porque mi Corazón eucarístico es cruelmente ultrajado; aquí permanezco en soledad, abandonado por muchísimos de mis hijos. Ante tanto amor que les prodigo, me corresponden con desprecios e ingratitudes.

[Corazón agonizante de Jesús, ¿ qué he de hacer para sanar tus heridas y consolar tu Sagrado Corazón? Ya sufriste demasiado por nosotros en tu dolorosa pasión, si quieres aumenta en mí el dolor de mi cuerpo y descarga sobre mis hombros el peso de tu cruz.]

Todos los actos de reparación que hagas son bálsamo de amor que cicatrizan mis heridas; te pido que me adores presente en la Sagrada Hostia, porque de nuevo te digo: tengo sed de ser amado y adorado por los hombres en el Santísimo Sacramento del altar.

[Amado Jesús mío, gracias te doy porque me llamaste a esta hora de la madrugada para reparar las injurias de tu Divino Corazón; por eso, me uno a la adoración y alabanza de los santos ángeles, para que con ellos te rinda la gloria que Tú te mereces en todos los altares del mundo.]

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.