Quiero darte a beber de mi Paz

360. Quiero darte a beber de mi Paz

24 de Agosto de 2013 (3:42 p.m.) Bolivia

Hoy, te pido que te postres a los pies de mi Santa Cruz y bebas del cáliz de mi amargura. Hoy te doy la oportunidad para que te postres, si quieres, a mis sagrados pies y hagas lo mismo que hizo María; Ella, con sus lágrimas, lavaba mis sagrados pies y los secaba con sus cabellos.

Hoy te concedo la gracia, la gran bendición, en tu vida, de tomar conciencia y volver a Mí. Cuántas veces te vi caer, cuántas veces te hablaba al corazón y te mendigaba amor; pero lo cambiaste por las migajas que te daba el mundo.

Cuántas veces te vi pasar de largo por un templo, por una capilla y quería verte, quería hablarte muy quedo al oído; pero la premura del tiempo, tus ocupaciones, tus afanes diarios hacían que te olvidaras de Mí.

Cuántas veces te vi llorar, ahogarte en tus problemas, en tu soledad, en tu depresión, en tu presencia; buscabas consuelo, necesitabas de alguien que te escuchara. No te dabas cuenta, con la orla de mi manto secaba tus lágrimas; no te dabas cuenta, te estrechaba en mi regazo paterno y te devolvía la paz, hallabas consuelo.

Cuántas veces extendí mis brazos para que llegaras hacia Mí, pero como andabas ciego no podías verme.

Cuántas veces te hablé, pero los tapones que tenías dentro de tus oídos te impedían que escucharas mi voz.

Hoy, háblame; hoy, desahógate en Mí. Aun conociendo todo de ti, quiero escuchar tus problemas, tus desavenencias con tus seres amados, las dificultades del día a día, tus dudas, tus cansancios, tus proyectos fallidos, tu desconfianza; cuéntamelo todo, quiero obrar en ti; cuéntamelo todo, hasta los recuerdos más dolorosos y tormentosos de tu vida; será de gran provecho para tu alma, será sanación para tu corazón herido. Solo quiero darte a beber de mi paz; solo quiero rebosar tu corazón con mi amor y con mi ternura.

Mira por unos minutos hacia tu pasado.

Aquellos días, cuando te alejaste de mi camino.

Aquellos días, cuando perdiste la fascinación que tenías por Mí y te atraían más las cosas del mundo.

Aquellos días, cuando creíste haber encontrado la felicidad, cuando creíste haber descubierto la dicha verdadera y te diste por entero, lo entregaste todo. Pero vaya sorpresa, aquella decepción te despertó del sueño profundo en que te encontrabas y sin vacilación alguna acudiste a Mí.

En este instante, dame autoridad para yo ejercer en tu vida como quiera.

En este instante, entrégame todo tu ser.

En este instante, firma conmigo un pacto de amor; dónate por completo a Mí, abandónate en Mí; sentirás cómo mis palabras descienden a lo profundo de tu ser como susurros de brisa suave; sentirás que algo grande he obrado en ti.

FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.