Las faltas de humildad
82. Las faltas de humildad
10 de Enero de 2013 (1:53 p.m.)
Hijo mío, quiero formarte como un buen apóstol de mi Sagrado Corazón. Por eso, te pido que te dejes conducir como el piloto conduce a su nave.
Sé dócil a mis enseñanzas y aprende todas las lecciones que te transmito al corazón, para que después las trasmitas a tus hermanos, a tus hijos.
Esmérate en amar y adorar mi Divino Corazón y en reparar tus faltas sin importar su magnitud; porque muchas almas hieren mi Corazón, muchas almas me crucifican de nuevo.
Quiero mostrarte otro pecado que clava lanzas de desamor en mi agonizante Corazón, y son las faltas de humildad; por ello, jamás te pavonees y te enorgullezcas por las gracias que te he dado; recuerda que eres polvo y ceniza, eres tan solo un pequeño reflejo de mi Luz Divina.
Las faltas de humildad llevan al alma a creerse perfecta, se considera mejor que las demás.
Las faltas de humildad llevan al alma a exaltar ella misma sus virtudes, se pone de ejemplo y modelo a seguir.
Las faltas de humildad me causan pavor, porque se olvidad que todo se lo he dado, que mi Misericordia ha sido derramada sobre estas almas que quizás carecen de méritos.
Las faltas de humildad separan el alma de Mí; porque siendo el Hijo de Dios nací en un pesebre, no tuve donde recostar mi cabeza.
Las faltas de humildad llevan a las almas a un orgullo extremo, la soberbia ha rebosado la medida de su corazón.
Si quieres ser mi súbdito de amor, apóstol de mi Sagrado Corazón, sé humilde, no busques los primeros puestos, pasa desapercibido, que no te noten.
Si quieres ser mi súbdito de amor, apóstol de mi Sagrado Corazón, imita mi humildad, ten en cuenta que cuando estuve en la tierra no vine a ser servido, sino a servir.
FUENTE: DIARIO ESPIRITUAL AÑO 2013 de la Comunidad de Siervos Reparadores.